Tras
la última palabra
surgida
del fondo de la impotencia
serpentea
el silencio reparador
al
acecho de cualquier voz tañido imagen
con
la que bucearme
perseguirme
encontrarme
volver
a empezar en este círculo abierto
de
tiempos muertos en la noche.
Atento
y apático posición sedente mano al mentón
en
estado de fingida reflexión.
Lo
espero todo
y
nada me ofrece
esta
cabeza piedra
gárgola
secuestrada
que
mira desde lo alto y escupe al suelo.
Nada
espero siquiera
de
este alrededor inerte
mutilado
raquítico
donde
el miedo a nacer es tan culpable
como
el grito forzado.
No
vendrá la voz de fuera, intuyo
sino
la que surja tras los párpados cerrados.
Una
nueva mentira embaucadora
para
seguir existiendo
para
levantarse y salir corriendo.
Pero
adónde ir
si
ni creo estar aquí
incrédulo
de mí mismo
de
mi mano que escribe ¿escribe?
en
mi enmudecido letargo.
Mejor
quedar tumbado y
esperar.
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