sábado, 9 de abril de 2016

Desde el puente

si de observar el paso del tren de las doce se tratara
apoyado en el petril del puente viejo
tránsito fugaz de la nada a la nada
−contingentes orgánicos
                    cajas de dominó
               paréntesis solapados−
por el camino invariable reconocido
y aprehender el universo caótico de múltiples ecos
yo mismo en este instante
me prepararía para el salto:
nada hay fuera de mi piel coraza

pero si como ves el tren avanza apenas
tiempo extendido masa de plastilina pegajosa
voy a intentar ser viajero
dejando intacto mi cuerpo alienado
yo mismo tren proyectado
hacia un destino inexorablemente incierto
porque
platónico
recuerdo aquella lección de bachillerato:
mejor hacerse sombra de ficha de dominó
(dos agujeros duplicados sobre el blanco marfil)
envoltura de desechos
punto suspensivo entre paréntesis de acero


me revientan los clásicos
así que doy media vuelta y me voy
a calcular las inversiones hexacordales que pueden combinarse
o a dar de comer a las urracas



sábado, 2 de abril de 2016

el viejo y el niño

vuelve la frialdad del tranvía desconectado
reclutando lagartos de pelajes ocultos
camino del santuario

había

un niño escuchando a Mozart
un viejo leyendo a Brecht
no sé qué fue de ellos

una casa desolada por el silencio intransigente
cuando albergaba druidas y otros
minerales de similar especie
el niño soñaba con Brecht
al viejo le despertaba Mozart

pero no es lo mismo porque no hay círculos esquivos
ni se espera la estatua de sal
que confunda al cielo y trastee el suelo

quiero entender que se bajarán en la próxima parada
que aparecerán por el recodo del miedo

y seguirán escuchando a Brecht y leyendo a Mozart


pompas fúnebres

apenas señalo la pompa de jabón
y un destello irisado me ilumina el ánimo
flota a la deriva siguiendo una línea en el aire
serpentea          vacila          cae

cae y muere

así una tras otra
cortejo febril de insignificantes esferas panzudas
evanescentes     mínimas     silenciosas
como las enloquecidas ideas que me asaltan

ante el plasma negro del televisor apagado
ante el vacío constante del folio en blanco
ante el espejo viciado que refleja mi nuca

pompas fúnebres al fin y al cabo



sonámbulos

casi es medianoche
y miro el telón de fondo
abstraído en su oscura concupiscencia

no me importa la luna idiota
irritantemente fisgona
no me importa la lluvia de luces que la cortejan
ni el más allá que acaso vuelva para quedarse

tan solo el perfil geométrico de la azotea
el silbido cortante de una inocencia maltratada
o el olor de un reproche apenas simulado

así es cada noche
así desde antes
partida doble
esperando que el sueño
me lleve a la reunión de sonámbulos
con la ciudad a nuestros pies

no hay yo        no hay yo

sonámbulos

tan solo