El
pasado sábado, 22 de febrero, el Partido Socialista de Castellón aprobó la
candidatura que presentará a las próximas elecciones municipales, de la cual
formo parte y que, en una muy pequeña medida, he contribuido a hacerla
realidad. He de decir, de entrada, que me siento muy orgulloso de participar en
este proyecto colectivo, tanto como el primer día que comencé mi andadura como
socialista, allá por los años 70; más si cabe hoy, por las especiales circunstancias
sociales y políticas que nos encontramos.
Cualquiera que conozca mínimamente nuestra realidad sabrá a lo que me refiero:
veinte años de actividad política de oposición municipal, sin posibilidad
alguna de hacer efectivos nuestros proyectos y con grandísimos obstáculos para
darlos a conocer a la ciudadanía; unas elecciones hace cuatro años que, a pesar
de estas dificultades, nos pusieron a las puertas de alcanzar, por fin, el
éxito electoral; una sociedad desorientada y harta de tanta corrupción y zafiedad
políticas, incapaz muchas veces de diferenciar quién es quién; una grave crisis
económica que ha afectado con dureza a nuestra sociedad, de cuyo origen no
somos responsables, pero que nos obliga a soportar el rechazo que producen las
necesarias medidas para superarla. Estas son las complicadas circunstancias en
las que nos movemos.
Es una candidatura que representa la mayoría que dirige la actividad del
Partido, una actividad que, no podemos ocultarlo, está preñada de desencanto,
de actitudes críticas ante la ausencia repetida de ocasiones perdidas, de
posicionamientos encontrados ante diferentes formas de entender las políticas.
Pero representa la culminación exitosa de un proceso que comenzó justo al día
siguiente de las elecciones de hace cuatro años y que tenía, entre otros
objetivos, el de trabajar por otras formas de entender la participación, donde
el diálogo y el consenso debían sustituir a las cuotas y a los posicionamientos
personales. Y debía trabajar, también, por reforzar al máximo el potencial de
acción política del grupo municipal, con nuestro portavoz y ahora candidato
Juanma Calles a la cabeza, dándole al mismo tiempo la posibilidad de abrir
nuevas expectativas.
Una candidatura que combina la experiencia de un grupo municipal que ha
realizado una dura y difícil labor de oposición, con incorporaciones de gran
valía (no me incluyo en éstas, sin falsa modestia). Una candidatura que tiene
la gran oportunidad de acabar con una etapa demasiado larga de gobierno de la
derecha en nuestra ciudad.
No va a ser tarea fácil, lo hemos constatado desde ese mismo día de su
aprobación. Todo va a depender de la capacidad que tengamos de transmitir a la
ciudadanía una imagen potente de ilusión, capacidad de trabajo, cohesión,
honradez y determinación, para llevar adelante un proyecto de ciudad que hemos
pergeñado en estos años y al que vamos sumando nuevas propuestas, al hilo de
las necesidades que día a día van surgiendo. Un proyecto que ha de superar, de
entrada, la gravísima situación a que nos ha conducido los gobiernos de la
derecha: caos urbanístico, déficit, precariedad de servicios, clientelismo.
No va a ser un camino de rosas ni esperamos ayudas altruistas, menos aún de
medios de comunicación que están, como se demuestra día a día, al servicio de
los intereses del gobierno local y provincial (que son los que pagan) o al
servicio de oscuros intereses particulares. Basta leer las referencias
informativas posteriores a la citada asamblea, con titulares sesgados fruto de
interpretaciones interesadas. Intereses que están muy alejados de nuestro
proyecto, que no responden sino a cuestiones de carácter personal y que son
aprovechados –como ha sucedido siempre– para sacar rentabilidad mediática de la
herida hurgada.
Pero tenemos muchos elementos de apoyo: en primer lugar, un importante segmento
de nuestra sociedad castellonense, que ve en la opción socialista la única vía
de superar la situación que nos ha llevado tantos años de gobiernos de derecha.
También juega a nuestro favor –y no nos alegramos por ello– los gravísimos
problemas que atraviesa la gestión municipal, sin proyectos, sin dinero y sin
liderazgo: cuando las cosas no van bien, parece que han de ser los socialistas
quienes han de arrimar el hombro. Un tercer puntal es, sin duda, la sintonía demostrada
por los distintos niveles de dirección del Partido durante todo este tiempo,
así como la capacidad de toda la militancia de aunar esfuerzos.
Es hora, pues, de decirle a la sociedad de Castellón que el Partido Socialista
tiene un proyecto de largo alcance y con capacidad de mejorar la difícil
situación actual, y un equipo de personas que van a dar lo mejor de sí mismas
por ello.