viernes, 3 de agosto de 2012

poemas para Azharanía nª 2


EL VALLE DE LAS MENTIRAS

En el valle de las palabras muertas,
entre blancos y embaucadores lirios,
vive Aritnem, la diosa huidiza,
la que se escurre entre las grietas
y se adorna con verdes velos de impiedad.

Serpiente de hipócrita sonrisa,
bífida lengua y sedosas escamas,
anuncia, culpable, su fingida inocencia,
se rodea de acólitos mendaces
que corean su nombre al pie de los altares.

Las piedras delatan a la diosa;
los lirios se retuercen en su agonía, pero
no hay palabras justas para ser contadas.
En el valle maldito no hay escapatoria,
sólo universos de infamia y rebeldía.

Las palabras se dicen al revés
-severla necides sarbalapsal-
para ocultar la mínima voz del insecto,
único que puede sobrevolar el valle
y denunciar con tenue voz a la diosa embustera.

 De Libro de las flores y los olores (inédito)

SOMBRAS

Hoy he escuchado a las sombras parlantes.
No he podido esquivar su presencia
ni enmudecer su cínica palabrería.
Sombras que quieren anidar en tu nuca
para reproducirse en su grotesca estupidez.
No son personas. Solamente sombras
de lo que no pudieron ser,
capítulos cerrados, estragos de la inteligencia.

Las sombras también bailan, danzantes artríticos,
la música de la eterna confusión,
monocorde, forzada, compulsiva.
Gestos de bestias sometidas.

Quién pudiera derrotar a las sombras,
acallarlas con el crujir de luces,
con palabras depositadas tibiamente
en el quicio de la estancia.

No. No puedo. Me siento derrotado.
¿Seré yo una sombra más en este desigual combate?
Brindemos cínicamente por su victoria
con la pérfida  infusión del muérdago festivo:
todo se someterá al juicio de los innombrables.