miércoles, 17 de diciembre de 2014

Al filo de las seis

Al filo de las seis abre los ojos el humo
brazo siniestro que encara el aire
mientras ella, rodilla en tierra
traza una cruz de agónica ceniza.

Nadie responde, nadie pregunta.

Si estuvieran muertos no llorarían
la sombra de la ausencia
ni mostrarían las gotas de sangre
en las camisas recién planchadas.

No están muertos, solo callan.

Inmóviles juncos clavados en el fango pantanoso
maniquíes de la penúltima hornada
ni siquiera miran, ni siquiera saben
pero no importa.

Hecha la cruz mostrará su cara
salvaje, desmedida, insalvable
señalando el punto indeciso
donde el cielo ya es ojo
donde el humo ya es cielo
y se hundirá, rota, en las tranquilas aguas
de su herida.




martes, 2 de diciembre de 2014

Hiena abatida

                                                     A María Fabra,
                                           Francesc Colomer y
                                           Miguel Ángel Campos


Esta noche la noche duerme tranquila
en la sabana.


La vieja hiena ha sido abatida
macho dominante de la jauría
hijo de hiena nieto de hiena
depredador con risa de hiena
mirada de hiena
panza de hiena alimentada de despojos
mientras las otras hienas esperan su turno.

Los nativos cantan con voz de luna
bailan la danza de la fiera enjaulada
mientras los grandes buitres leonados
vuelan círculos majestuosos
sabedores que ellos nunca serán cazados.



domingo, 30 de noviembre de 2014

A las doce, en casa

«¡Buenas noches, mis queridos ángeles! ¡Buenas noches, habitantes de un lugar llamado mundo!
Así empezó su programa, como hacía diariamente, al filo de la medianoche, Gabriela Garzón, la conocida locutora de una emisora local, RadiAcción.
«En esta velada especial esperamos vuestras cálidas y solidarias llamadas, vuestras palabras reconfortantes, vuestras vitaminas de afecto.»
El programa que dirigía, escribía y presentaba, un programa radiofónico hecho a su medida, por su singular personalidad, se llamaba ‘A las doce, en casa’.
«Es especial, digo, porque en esta fría noche del veinticuatro de diciembre, en la que medio mundo celebra la Nochebuena, nuestra razón de ser como radio solidaria se tiene que escribir con mayúsculas. ¡So – li – da – ri – dad!  ¡Es lo que os pido esta noche más que ninguna otra!»
Lo decía así, transmitiendo entusiasmo, con voz potente y transparente; nada de cadencias melifluas ni tonos lastimeros. Solidaridad, ésa era la clave de ‘A las doce, en casa’, dedicado a encontrar cobijo a todos aquellos que no lo tenían, bien porque la pobreza los había echado a la calle o, sobre todo, por la ola de desahucios que estaba castigando a la gente. En esta ciudad, más que en otras, las tramas especulativas de dos grandes empresas de la construcción ─Romana Inmo y Herocons─, unidas a banqueros sin escrúpulos, con el silencio cómplice de las autoridades locales y sus planes urbanísticos, estaban llevando a muchas personas, la mayoría ancianos, pero también a jóvenes familias a entregar, por la fuerza de la ley y de la policía, a veces con patada en la puerta, sus viviendas. Una ley injusta que se aplicaba con mucha más celeridad que cuando trataba a los poderosos.
‘A las doce, en casa’, como en La Cenicienta, aguardaba la hora mágica de la medianoche para sacar a los radioyentes de sus particulares somnolencias y devolverlos a la cruda realidad a través de las ondas. El equipo de investigación del programa contactaba con los afectados y sus testimonios eran recogidos en el programa de la mano de su presentadora, Gabriela, la cual, a su vez, daba cuenta de los que habían conseguido, temporalmente al menos, un techo ofrecido por los propios oyentes. Así siguió expresándose:
«Tenemos que felicitar, mientras espero la primera de vuestras llamadas, ya sabéis, al novecientos, treinta, treinta, diez, tenemos que felicitar, decía, a José Carpo y a su mujer Mireya, el matrimonio que perdió su casa hace unos días. Han estado vagando por la calle, sin alejarse de lo que hasta hace poco era su hogar, durmiendo no se sabe dónde. Expusimos su caso anteayer y, gracias a vuestra solidaridad, al buen corazón de un oyente anónimo, hoy mismo comparten su piso, reducido, pero suficiente. No pedían más que un techo, porque Mireya está a punto de parir, hasta que se resolviese el recurso. No pedían más que un techo, y ya lo tienen…  A ver, a ver: damos paso a la primera llamada. Buenas noches, habitante. ¿Quieres decir tu nombre?»
Y continuó el programa como todas las noches.

Estancias

1


Recuerdo el agrio silencio de una página
en blanco
la palabra incrustada en boca torcida y prieta
preñada de hogueras yermas calcinadas

Recuerdo la losa encallecida estancia hogar
por tantos pasos sin duelo ni consuelo
hacia el altar fetiche lágrimas furtivas
rastro de arena gris fugas y mentiras

Recuerdo el pecho que         reventó       el grito
en la oscura soledad              temblor      de insecto

buscando enloquecido la inútil           luz cegadora

                                                                    y fría
de un solitario fanal barrio dormido

Recuerdo en fin la lejana queja de un bandoneón
                  r a s   g a   d o

Sembró de afectos la indolente albura
y desanduvo el trayecto de la farsa  y el disfraz
arrancó su pena en un sutil verso
aire voz y alma todo uno



2


Un breve gesto y apago la luz. Que nada inquiete los párpados, que nada
se cuele en mis pupilas. No más imágenes. Imágenes de verdad troceada, deformada, multiplicada:
no más imágenes.

Con los ojos cerrados, estático, oquedad interferida, definiendo mi fondo costra
en la oscuridad absoluta. Negro sobre negro. Sólo así, murmurando conmigo mismo
en primera persona, en última persona, en singular, en negro
es cuando veo, me veo, veo el comienzo, y sé dónde estoy y lo que soy. No necesito imaginar disparates, recordar estigmas, razonar delirios.
En la hoja de papel negro está escrito todo lo que es, lo que fue y lo que nunca fue. En negro. Muros negros de esta hora del día después, ausencia de soplo, ausencia de aire, el momento de abatir la luz de antaño. En negro de siglos que exige el ojo centelleado.

Ahora sí veo los corderos de la noche, balando con las manos vacías camino de la tumba. Sin confundirse, sombras paralelas sin flores ni responsos. En negro, decididos a no regresar, a seguir en línea recta con los ojos cerrados. 



miércoles, 17 de septiembre de 2014

Ocaso

Cada tarde, saturado mi sino de luz de ceniza,
rastreo la línea que define el ocaso,
horizonte de un mundo distante
castrado en su propia diversidad.
Transito lento al opuesto del fondo de todo
y espero la primera estrella que arrastra la noche,
latente y negra transparencia necesaria
de mi pobreza infinita, carencia y soledad.

Cuando la planta ahincada en la tierra
despierta el fantasma de aliento rojizo,
cuando el conjuro envenena el ser escindido
y niega el sentido de la voluntad fracturada,
yo, sin prisa, me baño en el mar de la tarde,
me busco en la espuma de las repetidas olas
y atrapo el reflejo del último contraluz.

Invoco la dádiva que olvidó Zaratustra
mientras se rompe el hechizo de un presente fugaz:
no quiero dones no merecidos
de dioses o reyes que nunca elegí;
no quiero salmos ni viejos proverbios,
palabras que mecen la debilidad mortal.

Agazapado en mi humana conciencia
─mendigo en mi tiempo nuevo, espíritu alado─
observo la luna que incuba el suspiro,
para recorrer otra vez, siempre indeciso,
la imaginada senda, la línea de aire,
el laberinto de piedra, el surco de agua,
los sueños de huellas en el polvo ancestral.

─Dijo: Lázaro, te lo ordeno, levántate y anda.
Lázaro se levantó y anduvo.
─¿Se hizo, pues, el milagro y caminó?
─No, caminar es otra cosa.


sábado, 19 de julio de 2014

pataleo de pies trabados
sonido de escarabajo encorvado
no hay entrada ni salida
un hábito de gateo en tu vida de alquitrán
la cabeza hundida en el suelo de abertura interferida

no estás aquí, no estás apretado en tu alrededor
ni en el espacio único donde permanecer erecto
a cuatro manos cuatro pies te alejas
temeroso de las paredes en llamas

ciego, desnudo de esperanza
tiemblas ante tu propia imagen de yeso
cabeza atrás, cara en el muslo, costado en la cara
rehecho, maltrecho
ignorado del pálido resplandor imaginado

llanto de pies trabados
inadvertida sintaxis en rincones opuestos
rehúye el contacto con la humedad de siempre

la celda es de tres por dos
cárcel opresiva de la conciencia muerta, aniquilada



lunes, 14 de julio de 2014

poema en construcción


sobre la hierba mojada          mancha de polvo helado
                                       unicornio amamantado con leche de estrellas
bajo la hierba                        todo el espacio anhelo de la tierra
la hierba                                círculo amplio ronda sintáctica
y la mala hierba                     abismo de miradas soles noches

y                 en la hora espiral decisiva
yo                    silencio trastornado consumido
hacia ti                       refutación elocuente vocal de agua
transbordo interior             en la inalterable fábrica del tiempo
                       
                             murmullos
 afectos
            palabras mutuamente anuladas
              de un poema en construcción


sábado, 21 de junio de 2014

Tarde sucia

luz entera                                            que cae de las luces
sombra hostil                                       que emerge de las sombras

apenas cuidado de óvalos lejanos
evoco escamas con ojos secos

no por debilidad rehúyo el primer plano
ni descuelgo el reflejo de la razón apenas dominada

es la línea torcida agazapada
que bruscamente se difumina
en esta tarde insensiblemente sucia
en esta media luz
temblorosa
frágil

ausente oigo el mar rumor de grises
estancados
el desierto por fin se anega en lágrimas

distraigo el momento
echo la cortina de la quimera obturada
mientras ella
sin detenerse
pálida
endulza la oscuridad de su cubil frío espacio

todo lo perdido                                  todo lo encontrado
se mezcla con el sonido muerto
de ojos embobados

miércoles, 4 de junio de 2014

No más

La nieve ha cesado.
Persiste la necesidad de luz
en luz sin tutelas como permanencia
de flujos en gris y tiempo alado.

No más oscuros murmullos entre dientes
No más la muerta imaginación soledad habitada
No más tierra de invierno anhelando escarcha
No más umbrales de agosto con torrentes de esperanza.

La nieve ha cesado, pero cómo amarga
la sumisión que inunda caminos violados
largas pestañas proyectadas al polvo blanqueado.

No más hojas de papel en negro
No más razones de ningún momento
No más etcéteras desnudos
No más salivas y telarañas brillantes de sangre y oro.

viernes, 23 de mayo de 2014

rostros sin vida distancia doliente
─paredes blancas de Chibok
como antes de antes como tantos como siempre
se arrodillan abatidos
de todo lo que es abatido sin remedio
misterio de sol en la mirada
luz filtrada de siglos en instantes
historia sin tiempo final sin principio ni final

mientras, clama el mundo gobernado

ninguna razón imaginada demonios soñados
implacable desorden
─ calles blancas de Chibok
manos ensangrentadas yugulares en rojo
y ojos negros sin fondo ni temblor

mientras, sin propósito ni aliento
el mundo engulle la locura

rezos mascullados golpean los labios embrutecidos
una al lado de otra
─ lunas blancas de Chibok
oraciones a las piedras de las manos vacías
suplicando a la noche que mañana
los corderos vuelvan a balar

mientras, me desgarro ¡liberadlas!
                        ─ negros sicarios de Chibok
secuestrad al mundo encadenad mi vida
ellas no tienen culpa de nada

lunes, 19 de mayo de 2014

[VACÍO]

Vacío, vaciado. Descosidas las costuras
por donde se han escapado las últimas bocanadas de verdad
de las pocas verdades que aún me revolvían las tripas.
Se han escurrido, sinuosas, pringosas,
sorteando los embates de la maldita conciencia.

Sí. Ahora me siento liberado.
Ahora puedo señalar sin escrúpulos, ya puedo
arremeter          someter              prometer            …er
sin que el pulso se me altere. Lo he conseguido:
inmunizado al pentotal sódico, encefalograma plano
con mis neuronas amaestradas, mariposas de colores en el test de Rorscharch
cara de idiota ante la pregunta indiscreta
mirada licuada y sonrisa fácil.

Ya soy yo, afuera. Lo difícil es mantenerse.
Ahora sé lo que soy, porque sé lo que no soy, lo que quiero ignorar que soy,
ausencia aprehendida de lo evidente.
Vicio viciado, de mí hacia lo otro, desde fuera, hacia mi dentro vaciado,
líneas de polvo advertidas por la periferia de mis límites.

Más allá, el mundo, que existe mientras esté proyectado desde éste mío
impropio, como el óxido existe en el hierro
como el discurso estéril hollado en la palavra, en la bocal
un mundo a la medida de mis mínimas posibilidades
lejos de pesadillas inútiles. Orwell ya pasó.
Me quedo con el infeliz de Huxley.

miércoles, 14 de mayo de 2014

señas de identidad

enmudecidos altares ojos de cristal dientes herrados
saludan complacidos arrogantes
a la plaza desprovista tibio sol
a la enlosada calle mil veces transitada
a la sombra de la arcada

rostros de piedra y cal vocalizan el silencio
pañería coloreada estrellas barradas
símbolos colgantes idénticos identificativos
sin historia
multiplicados en el esperpento caleidoscópico
yo nosotros lo nuestro qué es sí lo nuestro
ellos no lo suyo nada ingratitud diferencia

no hay palabras ni nadie que las pronuncie
han huido de los labios abultados
de las mujeres veladas que solo miran el suelo
para esconder el recuerdo donde el estigma se abre
el destino ensangrentado la muerte
el hambre de aquella madre

martes, 13 de mayo de 2014

primavera

estadillo de sarampión juvenil
en el verde campo ondulado
terso trigo zarandeado al viento de la tarde

las impúdicas amapolas exhiben carne viva
un trémulo rojo a las inquietas hadas
en su loco vuelo desde la chopera
suspiros de algodón sin rumbo ni destino
no se atreven a tocarlas a mirarlas siquiera


primavera en la garrotxa primavera

domingo, 6 de abril de 2014


ES SUFICIENTE

No hay circunferencia ni línea establecida
nada conjetural ni plástico;
solo centros cambiantes en un espacio cierto
horizontales balidos de presas en el agujero
con la lengua trabada en bocados de lodo.

Y, sin embargo, el cielo es inmenso, la noche es hermosa:
lo dicen las bestias y es suficiente.

No esperes, siquiera, la inocencia del cordero
que lame la ubre de la madre muerta
la ignorancia de la mano en un extremo del brazo;
solo cuerdas que disparan los últimos resortes
aniquilando el instante una vez sincronizado.

Y, empero, mi dios me protege, el camino sigue:
lo dicen las bestias y es suficiente.

Tampoco verás, aunque cierres los ojos,
el balanceo del sueño orillando el temblor
cuando fugitivamente arrullamos la cadencia;
solo vientos que arrastran moléculas de ira
azotando ajados rostros de gratitud malsana.

Y, no obstante, al tiempo de marzo le sigue el de abril:
lo dicen las bestias y es suficiente.

Suficiente.  SU-FI-CI-EN-TE

sábado, 8 de marzo de 2014


me pregunto

los pasos perdidos, ¿dónde han ido?
la voz no escuchada, ¿cuándo enmudece?
el último aliento, ¿para qué sirve?
la palabra tachada, ¿qué significa?
los puños cerrados, ¿qué guardan?
el recuerdo ingrato, ¿cómo se endulza?
la verdad mutilada, ¿cuánto vale?
la lágrima seca, ¿a quién llora?
la mirada ausente, ¿dónde habita?
el pecado perdonado, ¿cuál es su nombre?
el verso olvidado, ¿quién lo declama?

domingo, 2 de marzo de 2014



Sí, pero


Bajo la diversidad de la nada
                                        o detrás, o entre
un apunte ineludible, recurrente
el pero que inclina la balanza
interrogante de la máscara asomada a la ventana.

Detrás del sentimiento latente
                                         o entre, o bajo
un matiz destiñe la punzada
el pero que remueve la pólvora mojada
estúpido remolque de un sidecar repleto de objeciones.

Entre las sábanas de la condición primera
                                                         o bajo, o detrás
el profiláctico y cauto aguijón
el pero que disuelve néctares de nieve
acólito de largos brazos y estrecha frente.

Siempre un pero, el sin embargo adversativo, conversor
nutrido de sentencias para alimentar hogueras
peros pulidores de distancias.

No obstante. si lo permites, me concedo un paréntesis:
he soñado este poema a través de ahumadas celosías.

martes, 25 de febrero de 2014


Camaleón

En el tiempo sin horas de la noche
se licúa la verdad, la que no es mía,
y diluyo en el vaso del adentro
el teatro melodioso, paisaje de estación locura.

Las víctimas, siempre víctimas,
asisten invocando sus adioses,
mareas de dolor, reflujos en espanto,
y lamen insistentes mi frente encallecida.

Las percibo intuyendo el verso, me reclaman
palabras de espuma entre algodones;
mas mi sueño las desplaza, las engulle,
las reviste con túnica y coturnos, invitándolas al juego de la farsa.

Luego, la danza es rito,
el rito es paso,
el paso es humo.

Cuando los reflejos del amanecer colman
el estanque gris de la soledad agradecida,
nuevamente recluido en mi emboscada,
arrobado de diezmos bien pagados,
cierro el círculo de la conciencia vana
y el reptil renueva su textura.

domingo, 16 de febrero de 2014

ORACIÓN PARA IRSE A DORMIR




Me miras.
Sé que me observas
desde el otro lado del neurótico escalofrío
más allá del ácido vaho que empaña la conciencia,
distante e íntimo, diletante y difuso,
obstinado y tenaz desde tu púlpito enervante.

Pastor alado, lázaro sagrado,
cuida que mi sombra no adelante al paso.
Demonio de la guarda, indulgencia impía
no me dejes solo ni de noche ni de día.

Si tullido estoy, tumefacto, sangriento,  
reventado el corazón por los zarpazos del viento,
sin ti, ángel mío, las heridas se infectan con mi aliento.

Si la hoz de mi destino saja el costado mísero
y la carne, sin techo ni mortaja, deja ver las úlceras llagadas,
sin ti, rabadán mentor , el hedor  del grito traspasa el muro.

Si mi negra voz se desgarra en la alambrada,
y la esperanza rota se ahoga en un mar de cieno,
sin ti, timonel seráfico,  el aullido se hace puño.

Si la extraviada oscuridad me ciega
y a tientas los pasos alcanzan el fondo de mi celda,
sin ti, prudente guía, se desboca el silencio de mi nombre más temido.

Si la desazón, la soledad o el miedo hunden sus colmillos en mi vieja piel,
si el insaciable discurrir se torna viscoso y lento , si no hay vigilia ni sueño,
sin ti, grande y profético hermano, se desboca mi monstruo dormido.


Por eso te pido, demonio de la guarda, indulgente boche,
no me dejes solo ni de día ni de noche.

jueves, 13 de febrero de 2014

Silencio


Reivindico el silencio
                el    si     len       ci         o
 





el silencio que escucha
el silencio que contempla
el silencio complacido
el silencio que humaniza
el silencio reflexivo
el silencio que comparte
                          el que espera
el silencio de otro silencio

                el    si     len       ci         o
 





ante la palabra vana
tanta palabra ruido
palabras huecas, de quita y pon
palabras escombro
para llenar los vacíos.

Basta de palabrería
me quedo con el silencio