jueves, 17 de diciembre de 2015

Fuego fatuo

Fue el sutil misterio de la sombra hendida,
halo de palomas negras en los impenetrables
brillos de un fuego fatuo aún no llorado;
fue cuando los tristes destellos de la muerte
anunciaban el vuelo de la palabra ahogada,
antes de que la materia madre dejara su rescoldo
funerario.

Entonces  vi el clamor, la inflamación, la llama
transitando perversa por los confines de la vida
fatigada.
Y pude vagar, sin huellas, por las penas
del orgullo maltratado, repitiendo una vez, y otra,
lo que mi boca apagaba día a día.

Anduve, sí, por el lodo y el pantano
empujado por el viento de un enero enfebrecido,
aún no llorado el diciembre huracanado.
Caminé con los pies desnudos, las manos desnudas,
plegarias incoloras en la niebla de los sueños;
rumores de pálidos cantares de una juventud inacabada.

Ahora, la señal tiene el color de la planicie rota,
pero todavía vengo del hombre para el hombre;
y sé reconocer al prisionero que nunca dijo adiós desde la acera.
Ahora, cada paso eleva una hoja
de un otoño tan amplio como el mundo:
he aprendido a caminar entre el cortejo de tumbas
como el fuego fatuo de los cementerios.

martes, 17 de noviembre de 2015

El suelo se resquebraja

Veo caer el árbol
que ha dado sombra al camino
cae el nido y su nidada
el soplo, el pensamiento
el acto sobrio, la risa
la huella del libro viejo
poemas, versos, palabras.

También cae la mañana
su nube y el viento frío
la noche y el cielo helado.
El pétalo seco cae
la gota y el tenue hilo
que teje la mano abierta.

Caen párpados y sueños
voluntades, miserias, certezas
cae el muro, su ventana
las horas de frágil mudanza
y el tiempo gris de la espera
mares, tierras y amenazas.

Dónde apoyaré mis pies
si el suelo se resquebraja.

martes, 3 de noviembre de 2015

Tiembla emocionada
la escala melancólica de corazones
excitados al son del alegre tintineo,
cuando el joker burlón
baila minué con sus cascabeles negros.

Juego de aristas bajo la noche estelada.
Cuatro a la mesa tapeteada en el ácido momento
palabras gestos entre humo tóxico y desafiante.

Amagan los tréboles, sota, caballo, rey,
se esconden, corren la vez, reservándose
con cómplice mueca
hasta que la apuesta llegue al ciento.

Gimen doloridos los ortos diamantes,
lágrimas de escarcha sin juego ni caché,
esperando un reparto más equitativo,
nuevas oportunidades de juego limpio.

El as de picas denuncia el amaño forzado,
ríe el joker, mandíbula batiente,
muestra el palo la escalera satisfecha
y los tréboles se apuntan al convenido porcentaje.

[Timba de póquer en la noche estelada (a la catalana)]

sábado, 10 de octubre de 2015

EN UN LECHO DE HOJAS TIERNAS

[Poema leído en la boda de mi hija, Laura,
el 10 de octubre de 2015]



Cuando la palabra titile evanescente
dibujando la huella en la nube,
desatando el lazo de arena
y el silencio abra espacios de innombrables deseos;
cuando la piel insinúe el color del templado otoño
y el corazón busque un hueco entre pálpitos de miel;
cuando el calor ya no baste para invocar el refugio
del cuerpo, de los días de sonrisa,
de la memoria en azul,
escuchareis el eco de voces desvanecidas,
callados signos de pretéritos conjuros,
el fluir de ríos mansos por cauces ya sabidos
lamiendo heridas con flores disecadas.

Y tú y él, y el río y la palabra
desnudareis el enigma de la oscuridad perpleja
y a ciegas os hundiréis en un lecho de hojas tiernas.

Cuando el índice vuele con la mirada perdida
y dibuje etéreos trazos de voluntad fermentada,
cuando el paso se acelere en el camino de nada
y la sombra ya no sea sombra,
sino charco o contraluz;
cuando la mirada intuya el frenesí inconsecuente
y el jadeo secreto de pájaros en desbandada,
susurrareis cantares de tibios alientos,
aromas temblando en filos de escarcha,
batir de alas en concavidades ciegas.

Vosotros, tú y él, la sombra y la mirada,
arropareis el número de la esperanza ciega
y yaceréis saciados en un lecho de hojas tiernas.



                                                                                  
                                                                                  

jueves, 20 de agosto de 2015

A ras de tierra

Manido y huero es alzar el vuelo
para arañar las verdades.
A ras de tierra los versos
huelen a raíz y exudan
su origen de abisal océano.

No se arrastran, caminan
sin ostentosa presencia
vestidos de humildad, concisos
para evitar
                        el paso fallido
                        la vanagloria inútil
                        la hueca pirueta.

A ras de tierra
sobre la tierra
desenterrados.

Erguí la voz

Erguí la voz y con ella
la palabra
para lanzar el verso
más allá de la distancia.

Mas sólo encontré el reflejo
lejano, desvanecido
de otro horizonte igual
y los confundidos ecos
de otras voces estiradas.

Ya no distingo mis pies
desnudos, enajenados
ni la agónica pisada,
ni mis huellas indecisas,
ni el camino, ni la andada.

sábado, 15 de agosto de 2015

Stand en la V Feria del Arte de Marina d'Or

Con 18 obras en dos series:
              - Allí, abajo
              - Miradas
Xilografías y poemas de 40 x 60
Del 18 al 20 de septiembre




jueves, 25 de junio de 2015

tiempo sin rostro

interrumpe el mar                      割り込み
su tiempo definido.              海時間を定義します
Duele la tarde                           午後が痛い


temblor de insecto.                 昆虫の振戦
En la agonía estéril             滅菌の苦しみの中で
duermen las horas                     睡眠時間


vuela sin prisa                 ゆっくりとハエします
el instante malherido.            即座に負傷
La voz se rompe                          声中断


siempre la noche.                      常に夜 
En la ciudad vacía                     空の市
aúlla el viento                     ハウリング風 





viernes, 15 de mayo de 2015

Presentación de 'Allí, abajo, abajo'



Presentación de la exposición en la Cafetería Los 9 Novísimos
Asistencia de amigos y representantes de Oxfam Intermón

lunes, 23 de marzo de 2015

para qué

reguero de sombras en el camino irreconocible
sombras deformadas
insensibles
ciegas
sordas
mudas

sin voz para gritar el silencio
                                               para qué la voz

ciegas a la ceguera de tanta oscuridad
                                               para qué la luz

sordas a la sordera del autismo colectivo
                                               para qué la palabra

insensibles a la insensibilidad coraza de plasma
                                               para qué el afecto
                                               el odio
                                               el odifecto

amnésicas a la amnesia decretada sermoneada
                                               para qué la memoria

deshumanizadas de sí mismas
                                               para qué el camino

                                               para qué

sábado, 14 de marzo de 2015

UNA PUNZADA EN EL ESTÓMAGO

Esa noche, contemplando una vez más el cielo estrellado en su particular observatorio, sintió una punzada en el estómago. Estaba recostado en el diván de la azotea de su casa, en Taregna, donde había nacido y pasado la mitad de su vida dedicada al estudio del firmamento, a los cálculos matemáticos y a la geometría. Él, a sus 52 años, era un hombre afamado, admirado por los poderosos, quienes le consultaban por sus explicaciones sobre los sobrecogedores eclipses, por su gran sabiduría y ponderación. Es más, quien más quien menos dedicaba horas de sueño a desentrañar la ciencia encerrada en los libros de este sabio, Aryabatha, que seguía aferrado a la tradición védica utilizando las letras del alfabeto para sus anotaciones numéricas.

Volvió una segunda punzada, que le hizo sopesar una extraña coincidencia. Según su particular calendario, era la noche del 19 de junio, o sea, que habían pasado 200 días de aquel año tan especial, el 528 de la era común, y con su largo catalejo de 160 angulas había contado 119 puntos luminosos que se destacaban en la negrura celeste.

¡Era increíble! Su mente matemática le condujo por una serie de cálculos absurdos, multiplicando el número de estrellas contadas esa noche por el año en curso, por una parte, y la longitud del catalejo por los días transcurridos en ese año por otra. Las dos cantidades se le aparecieron como flases al cerrar los ojos una y otra vez: 62832 y 20000.

Únicamente un impulso del más allá podía haber reunido aquellos disparatados datos, pero así era: solo tenía que relacionar las dos cantidades mediante una simple división para obtener los cinco dígitos que le habían dado ese día del incipiente verano la mayor de sus satisfacciones, el 3,1416 que todos los matemáticos andaban buscando.



martes, 17 de febrero de 2015

plumamanocabezatemblor

La  pluma
arrastra la mano para emborronar alientos
oscuras voces que golpean la boca cerrada
y la lengua mordida en cobres y tardanzas.


La mano
ajusta el perfil lacónico cabalgador sin traza
fedora de paño inglés en el viejo letargo
ladeando la mimética cabeza trasnochada.


La cabeza
escupe el temblor de un recuerdo oculto
nacido en la mudanza de la vida previsible
paréntesis con esporas en el agua duplicada y sucia.


El temblor
enciende la pluma depositada en la curva alada del verbo
prolongado tantas veces como devorado otras
por el astro deudor cero y uno para el todo y la nada.

miércoles, 21 de enero de 2015

enlutado siento
el daño próximo
chacal ardiente de
esculpida plaga
que engolfa azul
el lacayo mudo
en la estancia fluida
y la mortaja breve

                      siento esculpida la
                      breve estancia donde
                      el chacal mudo
                      plaga ardiente
                      engolfa el daño
                      en la mortaja próxima
                      fluida y azul
                      de un lacayo enlutado

                                              siento la plaga
                                              azul y próxima
                                              mortaja de un chacal
                                              enlutado y fluido
                                              breve lacayo
                                              que engolfa la estancia
                                              del daño esculpido
                                              ardiente y mudo