sábado, 15 de junio de 2013

EL CORRUPTO LENGUAJE DE LA DERECHA


Si alguien venido de un feliz mundo huxleyano, desconocedor de lo que sucede en estos lares, de la maltrecha situación política, económica y social ─arrasada por una galopante corrupción que como maligna lacra se ha instalado en la clase detentadora del poder─, no tendría más que husmear el lenguaje con que se expresan los dueños de la voz y la palabra para disponer de un retrato, si no exhaustivo, sí lo suficientemente ilustrador de las características y alcance de la enfermedad que padecemos. Y es que, como apunta Michel Foucault, las relaciones de poder están unidas indisolublemente, no pueden disociarse, ni establecerse, ni funcionar sin una producción, una acumulación, una circulación, un funcionamiento del lenguaje que utilizan, de los discursos. Es más, cuando la situación social y política se enrarece, el discurso juega un papel tan activo que aparece como síntoma de la enfermedad. George Orwell va más lejos: “La mayoría de las corrupciones sociales comienzan con la de la lengua”, dice.

Es cierto. El día a día nos ofrece abundantes muestras que la perversa y corrupta utilización del lenguaje, y en esto la derecha (política, mediática, económica) es especialmente prolija y puntillosa. Hay que ver cómo rehúye de ciertas palabras que se le antojan malditas y, a su vez, con qué mimo elige las que considera adecuadas para sus intenciones. Cómo retuerce el lenguaje, con complicados ejercicios e insólitas piruetas lingüísticas, para decir sin decir, para falsear lo obvio, para argumentar el disparate.
La derecha, sí, pero sin exclusividades. Y si no que se lo pregunten a Zapatero, con aquel empecinamiento a silenciar la innombrable ‘crisis’.
No nos referimos a los exabruptos que con el micrófono cerrado o abierto sueltan de cuando en cuando: el “será hijoputa” de Aguirre a Gallardón (supuestamente); el otro similar de don Carlos a Colomer; la lapidaria sentencia de Cotino: “Si fuera su padre, sentiría vergüenza de tener una hija como usted, pero como posiblemente no le conoce…”; los alucinantes despropósitos de Montoro cuando vinculaba el aumento del paro a las bodas gays, o las mil y una procacidades verbales en facebooks y twitters, donde se difuminan los límites de la prudencia. Sería ésta la vertiente agresiva de la corrupción lingüística, cuya finalidad, en última instancia, es tergiversar, ocultar la realidad.
Apuntamos al lenguaje ‘oficial’, el que verbaliza una determinada estrategia de comunicación. Lo podemos comprobar, sobre todo, en los temas que consideran ‘calientes’, los que afectan a lo más sagrado de sus principios programáticos. No hablan, por poner un ejemplo, de ‘privatización’ de lo público. ‘Privatización’ es una palabra vetada, sustituida hábilmente por otra perfectamente aséptica: ‘externalización’. Aquí no se privatiza; se externaliza.
El terrible galimatías en el que se metió Cospedal para no explicar lo que no quería explicar ha sido paradigmático, y muestra a las claras el respeto que a la derecha le impone el lenguaje, tanto que lo espachurra. Los asuntos de corrupción, los de la financiación ilegal del partido, los efectos y causas de la crisis, la modificación de leyes que recortan derechos (de la mujer, educativos, sanitarios, laborales…) son los campos donde se aplican con más ardor y cuidado, siempre que no les pueda la visceralidad a lo Andrea Fabra.
Así, Gallardón habla de violencia de género ‘estructural’ contra la mujer embarazada; Wert califica el tema de la asignatura de Religión como ‘adjetivo y accesorio’ mientras azuza la controversia ‘españolización’ versus ‘catalanización’ como si fueran categorías antagónicas; la patronal utiliza siempre el eufemismo de la ‘flexibilidad’ para pedir más abaratamiento de los despidos…
No vamos a aplicar aquí a pies juntillas el pensamiento de Lázaro Carreter ─”aseguraría que la mayor parte de los corruptos cometen faltas de ortografía”─, pero sí abundar en la capacidad del lenguaje para definir a las personas. El retrato perfecto lo dio Pérez Macián en un artículo de opinión aparecido en un diario digital. Aún debería estar pidiendo perdón por insultar a los del 15-M llamándoles “híbridos de hiena y rata”, entre otras lindezas. Una simple palabra, en ocasiones, es suficiente para darnos un perfil tan preciso como la más extensa de las biografías: “…Lo mejor es que ‘haiga’…”, se le escapó a una joven concejala del PP en la última reunión del consejo escolar al que asiste en su condición de representante del consistorio. Pintoresca versión del subjuntivo que ilustra el ínfimo bagaje cultural del que la usa y su fracasada educación, aunque ostente títulos universitarios.
Hablando de educación, otro joven del PP, el actual Presidente local de Nuevas Generaciones, Gonzalo Bautista, en un reciente artículo de opinión alabando la LOMCE pone en boca de Moliner la siguiente declaración: “No nos odian por lo que hacemos, sino por quien somos”. La discordancia de número entre el relativo y el verbo es significativa, pero lo es más la utilización por un joven que dice creer en un futuro de libertad del vocablo ‘odio’: rezuma odio quien se siente odiado. Y, para acabar de redondear la frase, aparece ese ‘somos’, que remite a esencias y vínculos gregarios: me odian porque soy ‘popular’, viene a decir. Deprimente.
Como se ve, el lenguaje, además, actúa de perfecto escáner. “Habló el buey y dijo mu”, acierta a decir el refranero.

viernes, 7 de junio de 2013


RECUERDOS

Recuerdo el agrio silencio de una página en blanco
la palabra incrustada en boca torcida y prieta
preñada de hogueras yermas calcinadas

Recuerdo la losa encallecida
por tantos pasos sin duelo ni consuelo
hacia el altar fetiche lágrimas furtivas
rastro de arena gris fugas y mentiras

Recuerdo el pecho que reventó el grito
en la oscura soledad temblor de insecto
buscando enloquecido la inútil luz cegadora y fría
de un solitario fanal barrio dormido

Recuerdo, en fin, la lejana queja de un bandoneón rasgado.
Sembró de afectos la indolente albura
desanduvo el trayecto de la farsa  y el disfraz.
Arrancó su pena en un sutil verso
aire voz y alma todo uno

martes, 4 de junio de 2013

poemas para Azharanía nº 4


SILENCIO Y CANTO

Hilo este poema límite de mis dedos
Tanteando indeciso las aristas de mí mismo
Caen una tras otra las palabras
Para que tú las cojas y las eches a volar

Frágiles notas de una antigua melodía
Que intenta pretenciosa tocar el cielo
Voz cansada de escuchar tantos ecos no vividos
Salmodias de libros impenetrables, desleídos

Deja que suene el tintineo que habla
de veranos y de ríos
Tamiza entre tus manos el verso que diluye
la tierra y el ronzal

Si el canto se hace lluvia
Si el eco sueña el árbol
Pronto se cubrirá de sombras la pradera
Y los silencios, acompasados, dibujarán la vida.




RECUERDOS

Recuerdo el agrio silencio de una página en blanco
la palabra incrustada en boca torcida y prieta
preñada de hogueras yermas calcinadas

Recuerdo la losa encallecida
por tantos pasos sin duelo ni consuelo
hacia el altar fetiche lágrimas furtivas
rastro de arena gris fugas y mentiras

Recuerdo el pecho que reventó el grito
en la oscura soledad temblor de insecto
buscando enloquecido la inútil luz cegadora y fría
de un solitario fanal barrio dormido

Recuerdo, en fin, la lejana queja de un bandoneón rasgado.
Sembró de afectos la indolente albura
desanduvo el trayecto de la farsa  y el disfraz.
Arrancó su pena en un sutil verso
aire voz y alma todo uno