Parecería que se tratase de una broma pesada si no
estuviéramos hablando de cuestiones que afectan a algo tan sustantivo en la
vida de la ciudad como es la actividad de las asociaciones vecinales.
A los responsables políticos se les llena la boca de elogios cuando hablan de
la trascendencia de su funcionamiento, como entidades que vertebran la vida
ciudadana. Y lo cierto es que, aunque algunas de ellas se utilizan y se dejan
utilizar como brazos armados del partido del gobierno municipal, son muchas las
que, efectivamente, actúan y participan de manera honesta, cada una según sus
posibilidades, en la dinamización de los barrios, colaborando activamente en la
mejora de la ciudad.
Pero de todos es sabido que dichas entidades no podrían llevar a cabo sus
programas de actividades si no fuera por la ayuda institucional que reciben. Y
para ello el Ayuntamiento tiene establecido desde hace años una línea de
subvenciones para aquellas asociaciones y entidades integradas en el Consejo de
Participación Ciudadana, condición imprescindible para poder optar a las
mismas. La actividad y, si me apuran, la supervivencia de estas asociaciones,
depende de la entrega de ciertas personas que las dirigen y de estas
subvenciones, pues la participación efectiva de los vecinos es, bien lo
sabemos, bastante mejorable.
En septiembre del año 2007 se publicó la convocatoria de estas subvenciones
correspondiente a ese año con un monto presupuestario de 85.987,90 euros, el
cual se distribuyó, según determinó la Junta de Gobierno Local, en el mes de
diciembre, entre 38 asociaciones y entidades, de acuerdo con las bases y
criterios que rigen la convocatoria. Pero estas subvenciones, que vienen a
sufragar los gastos que han tenido a lo largo del año pasado, aún no se han
hecho efectivas.
Problemas burocráticos, celo de los funcionarios para aplicar correctamente la
legalidad que sustenta el procedimiento, falta de liquidez... son algunas de
las explicaciones que se dan a las entidades que han cumplimentado
correctamente la documentación exigida y que aún no han recibido la
subvención.
Y antes de hecer efectiva la subención anterior se publica la convocatoria de
la siguiente, corespondiente al año actual, con un importe de 89.440 euros,
subvenciones que teóricamente deben ayudar a sufragar las actividades
realizadas durante este año y que deben ser debidamente justificadas.
La señora Ribes explica que con estas subvenciones municipales las entidades
tienen la oportunidad de realizar diversas actividades y actos para sus
asociados y vecinos. ¿Qué actividades, si no han recibido un euro? ¿Las que
puedan llevar a cabo con sus propios medios, con las cuotas de los asociados?
Si es así, ¿para qué la subvención? Que lo explique, porque no se entiende.
Gobernar y mandar. Dos términos asociados al ejercicio
de la acción política, que suelen utilizarse indiscriminadamente y que
representan dos formas muy distintas de uso del poder democrático otorgado por
los ciudadanos.
Los socialistas y
las formaciones políticas de marcado carácter progresista apuestan por la
gobernanza, término que implica una forma de gobernar que va más allá de la
tradicional sujeción a la legalidad y la eficacia en la gestión de los asuntos
públicos, cuando las decisiones se toman, aunque legítimamente, de forma
unilateral, sobre la base de la regulación normativa y los controles
jerárquicos. La gobernanza hace referencia a los procesos de toma de decisiones
sobre los asuntos colectivos y presupone un estilo de gobierno innovador basado
en la interacción y cooperación de los actores relevantes – los poderes
públicos y los diferentes agentes sociales y económicos – en el proceso de toma
de decisiones (Torres y Rodó, 2004).
El Partido Popular,
lo estamos viendo año tras año en el Ayuntamiento de Castellón, en las
antípodas de este modelo de ejercicio político, ha puesto en práctica un estilo
de acción de gobierno basado en un sistema de reglas formales e informales
(normas, procedimientos y costumbres) enturbiada con modos de acción populistas
y sectarios. Paralelamente a esa acción de gobierno se han establecido
mecanismos de cooptación y servidumbre y los objetivos políticos y
programáticos se entremezclan o incluso se subordinan a intereses partidistas.
En este caso, el gobierno se percibe por la ciudadanía como ejercicio de mando,
al más puro estilo dictatorial, aunque se revista de tapaderas tecnológicas y
planes de modernización.
El Partido Popular,
para establecer su modelo, ha necesitado poner a su disposición, o como mínimo
amordazar, a una parte del aparato administrativo del Ayuntamiento, y para ello
ha ejercido una política de personal que debe ser analizada pormenorizadamente.
En estas últimas
legislaturas las estructuras administrativas del Ayuntamiento se han
desarrollado y ampliado de forma considerable, se han removido muchos puestos
de trabajo y se han establecido unas definidas líneas jerárquicas. A su vez, el
Partido Popular ha impuesto un determinado estilo de ejercicio de la
responsabilidad de los empleados públicos.
Todo ello se
percibe de forma intuitiva y difusa. Por ello es necesario conocer los
mecanismos que regulan el acceso a la nómina del Ayuntamiento, los circuitos de
toma de decisiones en materia de personal, los mecanismos de control y cómo se
ha ejercido éste, las personas beneficiadas, las políticas retributivas, las
connivencias con los colectivos sindicales...
Baste recordar
brevemente algunos de nuestros compromisos electorales para apercibirnos de la
necesidad urgente de conocer los entresijos del aparato administrativo local
para, en su momento, tomar las decisiones estratégicas oportunas.
La oposición
socialista está por una gestión municipal eficaz, transparente, participativa y
próxima. Una gestión eficaz que pasa por la sujeción de todos los actos y
decisiones administrativas al principio de legalidad, la confianza en la
profesionalidad y responsabilidad de los empleados públicos, el rigor en la
gestión económica y financiera, la evaluación crítica de la gestión y la
obtención de las mejores cotas de eficiencia de la gestión y la prestación de
los servicios. A su vez, proponemos una regeneración democrática de la vida
pública y de sus agentes, un compromiso de transparencia y un nuevo concepto de
ciudadanía basado en un modelo verdaderamente democrático y participativo de
las entidades asociativas y ciudadanas.
La simple
enunciación de la cascada de propuestas de su programa electoral para hacer
posible estos retos (de la 119 a la 183) pone de relevancia la necesidad antes
apuntada. Lejos de disponer de un colectivo funcionarial neutro, pueden
encontrarse con dificultades añadidas, habida cuenta de la ruptura y la eliminación
de privilegios que puede suponer poner en marcha sus propuestas.
Recientemente nos está bombardeando el Ayuntamiento
con cifras estadísticas sobre los usuarios de todo tipo de servicios y
programas, cuya fiabilidad sólo se admite aceptando la bondad de la fuente.
Bien es cierto que alguna de ellas, como la que dio el señor Soler sobre las
personas que habían utilizado el trolebús a unas semanas de su puesta en
funcionamiento, viéndolo constantemente vacío, hacen sospechar que algunas de
estas otras pueden también estar hinchadas. Démoslas globalmente por buenas y
congratulémonos por este incremento de los servicios ciudadanos.
Sabemos, sin
embargo, la tendencia malsana que existe en la interpretación sesgada de las
cifras estadísticas, no sólo para destacar lo que nos es favorable y velar lo
que nos incomoda, sino para tergiversar intencionadamente las conclusiones.
El ejemplo concreto
lo tenemos en una reciente información que ha dado la Conselleria de Educación
sobre el incremento en los últimos doce años en la provincia de Castellón del
alumnado que se escolariza en los niveles obligatorios de Educación Infantil,
Primaria y Secundaria en valenciano, lo que en términos técnicos se denomina
programas PEV (enseñanza en valenciano) frente a los programas PIP (de
incorporación progresiva). Las cifras son elocuentes: globalmente, se ha
multiplicado por 2,8, pasando de 15.331 a 43.383, aunque se omite el porcentaje
que representa sobre el total de la población escolarizada, la cual,
indudablemente, también ha sufrido un incremento considerable.
Lo que ya es más
sopechoso es la valoración que de ello hacen los responsables políticos y,
especialmente uno de ellos, sobradamente conocido en Castellón, el señor Baila
– aún tiene pendiente una causa judicial por presunto delito de prevaricación
-. Dicen que estos datos son muestra de la apuesta firme por la enseñanza en
valenciano y apunta el señor Baila que el objetivo es que los alumnos dominen
el valenciano, “una de nuestras señas de identidad”. Hasta ahora, poco se ha
visto que vaya en tal dirección programática.
Si analizamos los
incrementos por etapas educativas la cuestión se nos hace más clara: en la
etapa básica de Infantil y Primaria, el alumnado matriculado en valenciano se
ha multiplicado por 2,3, pasando de cerca de 14.000 a poco más de 31.000. Pero
cuando este alumnado pasa a la etapa de Educación Secundaria, la matrícula en
el programa de enseñanza en valenciano se ha multiplicado por 8, pasando de
poco más de 1.500 a más de 12.000. Éste sí que es un incremento muy sustancial
y no explicado.
No entremos en
valorar el aumento de la escolarización en valenciano en la etapa básica,
aunque habría que referenciar y valorar la escolarización en valenciano de una
importantísima población de alumnado inmigrante, lo que ha ayudado sin duda a
engrosar el incremento. Pero una de las razones que explican y esconde el
desaforado aumento en la etapa Secundaria, en el paso del alumnado de 6º de
Primaria a 1º de la ESO, está ligado a la percepción real que tienen los padres
de lo que sucede en muchos grupos de enseñanza en castellano de la ESO, donde
se concentra la mayoría del alumnado con problemas de aprendizaje y de
disciplina, frente a los grupos PEV, donde el clima educativo y las actitudes
son mucho más favorables para el estudio.
De todos es sabido,
y cada vez está más extendido, que padres conscientes de la importancia de la
educación y que valoran muy positivamente el valenciano matriculan a sus hijos
en castellano cuando van a cursar los niveles de Infantil y Primaria, pero se
pasan a la enseñanza en valenciano cuando matriculan a sus hijos en el
Instituto. Razones no les faltan, pero dice muy poco en favor de la educación
que se imparte en nuestros centros.
“Señor Colomer, ¿pregunta?. No tiene el uso de la
palabra.
Señores, ¿alguna
otra pregunta? Se levanta la sesión.
¡Qué hijo de p...!”
Con esta soez frase
pronunciada por su Presidente acabó el pleno de la Diputación. No quedará
recogida en el acta porque la sesión concluye instantes antes, pero está
perfectamente grabada y difundida en internet, junto con la intervención
completa de la persona a la que iba dirigido el insulto. Si alguien está
interesado puede acceder a ella en la dirección
http://es.youtube.com/watch?v=ewaJaz50gXs
¿Por qué el
insulto? Porque el portavoz de la oposición había defendido una moción para que
la Diputación instara a la Administración de Justicia a poner los medios
necesarios que permitan concluir los diversos procesos seguidos contra el
Presidente y, de una vez por todas, se deje a la institución libre de la
afrenta que supone estar presidida por un hombre imputado de tantos presuntos
delitos.
La cuestión, como
todo el mundo puede entender, no es un asunto privado, pues afecta a un alto
representante público de toda la provincia y a un destacado dirigente
político.No existe en España otra institución que esté sometida a semejante
situación y durante tanto tiempo. Es tal su gravedad, y son tantos los
presuntos delitos de los que está imputado, que se requiere conocer la verdad
y, como defiende el imputado, saber que todo es un cúmulo de falsedades.
El “¡qué hijo de
p...!” tiene, cómo no, una clara intención ofensiva, pero deja entrever un
respingo de admiración, como si quisiera decir, siguiendo con el lenguaje
barriobajero “¡cómo me la ha metido!”, acusando el golpe, y esto, en la
dialéctica política, tiene su importancia. El señor Fabra sabe que tarde o
temprano la justicia hablará y no habrá “manta política”, como dice el señor
Colomer, que pueda taparlo.
Lo triste de todo
esto es, por otra parte, que no afecta solamente a una persona pública. Hay una
camarilla alrededor tan pringada ética y políticamente como él. Nada más hay
que observar las actitudes, risotadas y comentarios del señor Martínez y del
señor Aparici con que acompañan las palabras del Presidente. Y al margen del
trapicheo político, en el plano puramente personal, siendo como son personas
como las demás, con familia, con hijos e hijas, me pregunto si no se habrán
parado alguna vez a pensar si creen que se sienten íntimamente orgullosos de
sus padres.
¿Cómo puede ofender
tal insulto? Sólo ensucia la boca de quien lo pronuncia.
Un asíduo y brillante articulista, y gran escritor, me
sorprendió no hace mucho con el siguiente aserto: cuanto más raquítica es la
inteligencia colectiva – Bourdieu diría la ideología dominante - , de mayor
tamaño son las gafas de sol que impone la moda.
Aunque
evidentemente no responde a ningún estudio empírico, no parece ir descaminado,
y me venían a la memoria, por contraste, los minúsculos quevedos ahumados que
Lennon implantó, todo un símbolo de una forma mucho más inteligente, sincera y
rica de entender la vida.
Las anteojeras
oscuras son, además de protectores solares, escudos psicológicos que nos aíslan
de los otros, barreras que salvaguardan nuestra intimidad.
Esta sociedad
nuestra individualista, insincera y egocéntrica, que no aguanta la mirada a los
ojos, necesita de unas enormes pantallas que, amén de mostrar con grandes
caracteres el logo de la marca, impidan al de enfrente ver el destello de la
mirada transparente, la intención aviesa o la inocente candidez.
Los concejales del
PP, con el alcalde a la cabeza, estrenaron el verano en el último pleno
calándose sus gafas de sol, de última moda, y se acomodaron en la opacidad
informativa, impidiendo hacer públicos sus bienes y patrimonios. Mientras
Calles y su equipo gritaban a lo Goethe ¡luz, más luz! nuestro Ayuntamiento,
más veraniego, moderno y cosmopolita que nunca, se ponía unas D&G
pantagruélicas y se iba de vacaciones.
Estoy convencido de que el equipo de gobierno del
Ayuntamiento y el PP local prepararán mejor el próximo debate sobre el estado
de la ciudad, el del año que viene; le darán la importancia y trascendencia que
se merece. No porque se convenzan del calado democrático que encierra, sino
porque no van a permitir – faltaría más – que la oposición salga, como ha
ocurrido ahora, no sólo airosa del debate, sino claramente ganadora. Toda la
prensa local ha sido unánime al respecto.
El tono político
del PP no parece acorde con el momento, primer año de una nueva legislatura.
Más bien responde a la creencia de ser uno más en la larga lista de su
inacabable ejercicio del poder local. Y en esa su fatua actitud, el grupo de la
oposición no es más que cuatro 'pelagatos' que ni están a la altura ni pueden
entender los entresijos de su magnífica labor. Así han llegado al debate.
Lo cierto es que
éste es otro equipo de gobierno, con menor capacidad operativa ante problemas
municipales viejos y nuevos que se enquistan y multiplican, pero con las mismas
ideas y los mismos tics de políticas populistas y arreglos a la carta. Y ésta
es otra oposición, con más brío y mayor frescura, sabedora de que si está en el
ejercicio de la oposición no es ni por falta de capacidad ilusionadora ni por
falta de ideas programáticas.
Este cambio de
roles se ha notado. La foto fija resultante, la que al final vale en esta
sociedad mediática es la de un equipo de concejales de la oposición mostrando
sus declaraciones patrimoniales, frente a un PP balbuceante amordazado por un
concejal ausente e incapaz de dar mayor respuesta que la de mentar
infantilmente una presunta falta de respeto a la Ley de Protección de Datos.
Bien es cierto que
el señor Fabra, el ausente, tiene mucho que decir sobre su patrimonio, y no
todo limpio de polvo y paja según entiende la Administración Tributaria, pero a
otros concejales tampoco les debe entusiasmar la idea de hacer públicos sus
bienes y sueldos públicos y privados. Y para impedirlo, el otro señor Fabra, el
alcalde, ha tenido que ejercer su voto de calidad, con lo que ello representa.
Él bien lo sabe.
Tampoco podían
ofrecer un balance anual mínimamente sugestivo. Al contrario, si echamos la
vista atrás de este último año el balance es penoso:
- aumento
escandaloso de las tasas municipales
- unas finanzas
hechas unos zorros
- un trolebús
carísimo que nadie sabe para qué sirve
- problemas con
colectivos varios: vecinos, vendedores...
- ausencia de
verdaderas soluciones para los viejos prblemas de movilidad
- un aparato
administrativo agobiado e incapaz de sacar los papeles con un mínimo de agilidad
- proyectos
faraónicos en época de crisis
Pero la foto que
queda en la retina no está relacionada con ninguno de éstos o de otros
problemas, sino con la de las declaraciones de bienes y la falta de
transparencia política. Y con esta foto 'the winner is...”
- Papá, dímelo tú, que de esto sabes: ¿las cuentas
restringidas son legales?
- Pues claro, hija. Las de pagos y las de ingresos. Están previstas, como
todas, en la Ley de Haciendas Locales.
- ¿Y están debidamente controladas?
- Por supuesto; se someten a conciliaciones como las demás.
- Papá, ¿son necesarias tantas cuentas, cuarenta y seis?
- Mujer, no hay muchos ayuntamientos con tantas, pero como cada cual se
organiza a su manera...
- Pero claro, al estar a disposición de concejales debe ponerse más interés en
saber cómo se gasta ese dinero, que es de todos... Y ocurre al revés, encima
sólo figura un código de números, para que no dar pistas de la persona que hay
detrás...
- Hija..., pues sí.
- Entonces, no entiendo ese cabreo que se montó con los concejales del PP a
cuenta de las cuentas.
- A nadie le gusta que le hurguen los fondillos, y menos dar explicaciones incómodas.
- ¿No será que en estas cuentas salen gastos un poco chungos, o sea, que no les
gusta que se aireen ciertas cuentas, aunque sean ciertas?
- Hija, no sé a qué te refieres.
- Papá, los doce mil euros en entradas de toros para los de la tercera edad,
por ejemplo.
- Y para el concurso de belenes.
- Bueno, pues son muchas entradas, y muchos euros.
- Bien, puede ser. Siempre se ha dicho que es fácil comprar el voto de los
mayores, porque a éstos, aunque niegan siempre que se dejen influir, nunca les
amarga un dulce... Y en Magdalena, con las elecciones a la vuelta de la
esquina, pues, en fin... da que pensar.
- Es que a la señora concejala la tienen algunas asociaciones como en un altar,
con foto y marco.
- No te pases, hija, que los mayores también tienen que disfrutar de las
fiestas.
- Pero huele mal, papá. Ya digo, aunque las cuentas son ciertas, hay ciertas
cuentas que ya, ya...