miércoles, 10 de julio de 2019

Mar urbano

Navego solitario extraviado balbuceante
por  un mar de papel arrugado
hacia la boca desdentada
escupidora de nieblas petrificadas.

El mar, en estas horas baldías, se hace carne
cuando mi animal interior ralentiza la palabra
y la boca despliega tristes artificios
ante un espejo copulador.

Este mar reseco ya no es mar
esta boca cosida ya no es boca.

El jadeo se abandona en la calle
transitada por maniquíes ciegos
trajeados con Calvin Klein.
La ciudad se destila en ámbar
cloacas de invasión
órganos desparramados programados
con indecisiones por dedos señalando el signo.

Sin mar                         sin navegantes
donde el metal se inyecta en vena
cada tarde de domingo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario