lunes, 20 de marzo de 2017

Quizá no es mi mano

Miro con el rabillo del ojo
tercera persona          gesto soez
la mano que escribe              (supongo mi mano)
 --  retorcida
--  aliviada
una historia que no es mía
sino de los muertos que perdieron la batalla.

Muertos puestos en pie de guerra
otra vez
para arrebatar al aire que ya no respiran
los pájaros, los árboles, el agua.

Cuando la última palabra
(marchita nada más cuajada)
emborrona el final de la historia
aparecen los ruidos del lugar
            de las cómodas trincheras
            del ataúd con lecho de vino y rosas
            de la vida errónea
            de la quimera nocturna.

Entonces
(sólo entonces)
 puedo balbucear, cinco minutos de gloria,
que quizá esa mano no es mi mano
y que mi historia factible posiblemente comienza
al otro lado del campo de batalla.

lunes, 13 de marzo de 2017

Sin tiempo

Las horas rebeldes huyen
del reloj y recorren sin prisa
la voluntad epidérmica.
Gozan el instante límite,
cuando la mancha verdosa
bajo los pies desnudos marcan
el mínimo espacio existencial.

Momento mítico / crítico / raquítico
impregnado del sucio rubor que acompaña
al vino derramado.

Tiempo
sin
tiempo.

Voz
sin
voz.

El eco adormilado de aquella extraña palabra
de la juventud que fue
se pierde por el camino, enquistado en la distancia.

Si él no se acerca, tampoco yo iré a su encuentro.



sábado, 11 de marzo de 2017

Un viernes...

En el paladar, el viscoso sabor
de un viernes atrapado
entre el raquítico doblar de campanas
y el trepar de un insecto por la arista
de un espejo ennegrecido.

Sin tregua, sin piedad, el eco
anuncia la cuchillada cobarde
tantas veces prevista, inexorable,
y la mujer se retuerce y calla.

Es viernes, cuando a nadie preocupa
el vuelo de la vergüenza,
la evocación de la pena,
el vértigo de la estadística.
Mañana será otro día.

En el hocico, el agrio olor
de un sábado…