‘Obvio’,
adjetivo cuyo origen latino (ob-vius) tiene el sentido de disponerse en el
camino adecuado para hacer fácil la travesía, ha cambiado su semántica para
indicar algo que no necesita más explicación, por lo evidente. Del adjetivo
surge el verbo: obviar, con el significado de apartar, de dejar a un lado algún
obstáculo que dificulta la marcha. Y de ambos nace el sustantivo: obviedad, lo
que está demás e, incluso, resulta inútil, machacón o ingenuo.
Perdón por esta introducción excesivamente académica.
Paula Sánchez, la portavoz del PP, ve “obvio” –entrecomillado lo leemos en la
prensa – que Camps es el candidato. Por tanto, no parece que quiera dar mayor
explicación a tal decisión, tan evidente le resulta. No está designado, se
salta el calendario electoral y, por supuesto, los procesos judiciales. Camps
es “el candidato”, el que mejor representa la imagen, las ideas y los modos de
hacer política del PP. Es, para ella, el valenciano por excelencia, el más
honorable de los honorables. Ni Gürtel, ni Bigotes, ni trajes, ni regalos, ni
chanchullos en contratas, ni despilfarros, ni nada de nada. Tienen la
conciencia a buen recaudo y, cómo no, esperan, como Fabra, que el pueblo les
absuelva y, por ende, los tribunales.
Pues no. Obvio lo será para ella, no para la mayoría de los mortales, muchos
afiliados y votantes del PP incluidos, que quieren pasar página de tanta
charcutería política. Aunque sí lo es que así se manifieste, aunque tenga que
tragarse el sapo.
Obvio era – por pasar a otros temas de la actualidad agosteña – que el mil
veces anunciado aeropuerto de Castellón no se inaugure este año. La nefasta
gestión económica del Consell es un lastre para un lustro, como poco. Y obvio
es que nos estamos achicharrando, que el Toharia se equivocó, que no lo
reconocerá y que seguirá con su periodismo científico en su poltrona como si
tal cosa.