lunes, 29 de julio de 2019

La noche entre mis manos

Los espejos de la desnuda noche bañan mis ojos
plegados a la rutina distante del reloj
mansos párpados cansados de navegar
por claroscuros caducados de mí mismo.

Se adueña de mis manos estremecidas
manos acurrucadas sin apenas fuerza para pellizcar
tantos jirones de inquietud
tiritantes suspiros regalando adioses.

Aturde mis oídos encofrados
entumecidos por todas esas palabras ahogadas
en mares de violencias
entre náufragos silencios clamando vida
voces perdidas echadas a volar
desde altos campanarios.

Viene la noche rasgando visillos de miel
sin prisas envuelta en sombras
ahuyentando miedos
encubriendo quimeras
vagando por mi perfil acomodado
en el umbral ceniciento de una hoguera apagada
y solo encuentra el aliento ingrato
de alguien que busca titubeante
          un instante de luz.

miércoles, 10 de julio de 2019

Tierra yerma

Un paso
otro   y
otro más
sin
avanzar
sobre
la tierra yerma inculta
vacía de olores y caminos
donde la palabra es tiempo
consumido a la espera
de la mano que alberga
el pájaro enjaulado.

La mano araña la tierra
persigue un hálito de vida
desdén del tiempo no hallado
sin alcanzar a comprender
que es el pájaro
cuando eche a volar
quien sembrará el grano.

Yo, aplazado
buscaré refugio en la jaula dorada.

Mar urbano

Navego solitario extraviado balbuceante
por  un mar de papel arrugado
hacia la boca desdentada
escupidora de nieblas petrificadas.

El mar, en estas horas baldías, se hace carne
cuando mi animal interior ralentiza la palabra
y la boca despliega tristes artificios
ante un espejo copulador.

Este mar reseco ya no es mar
esta boca cosida ya no es boca.

El jadeo se abandona en la calle
transitada por maniquíes ciegos
trajeados con Calvin Klein.
La ciudad se destila en ámbar
cloacas de invasión
órganos desparramados programados
con indecisiones por dedos señalando el signo.

Sin mar                         sin navegantes
donde el metal se inyecta en vena
cada tarde de domingo.

sábado, 6 de julio de 2019

Tiempo muerto

Tras la última palabra
surgida del fondo de la impotencia
serpentea el silencio reparador
al acecho de cualquier voz tañido imagen
con la que   bucearme
perseguirme
                   encontrarme
volver a empezar en este círculo abierto
de tiempos muertos en la noche.

Atento y apático posición sedente mano al mentón
en estado de fingida reflexión.
Lo espero todo
y nada me ofrece
esta cabeza piedra
gárgola secuestrada
que mira desde lo alto y escupe al suelo.
Nada espero siquiera
de este alrededor inerte
                            mutilado
                            raquítico
donde el miedo a nacer es tan culpable
como el grito forzado.

No vendrá la voz de fuera, intuyo
sino la que surja tras los párpados cerrados.
Una nueva mentira embaucadora
para seguir existiendo
para levantarse y salir corriendo.

Pero adónde ir
si ni creo estar aquí
incrédulo de mí mismo
de mi mano que escribe          ¿escribe?
en mi enmudecido letargo.

Mejor quedar tumbado y
                                               esperar.

miércoles, 3 de julio de 2019

Ha venido


Camina buscando la sombra del porqué
con sus verdades pegadas al bolsillo 
balancea los brazos espantando sucias quimeras 
que nunca se acercan lo suficiente. 

Por la acera, sin riesgos, toda suya
el paso uniforme uno dos 
mira fijo a ningún sitio 
cuando aparta corajudo intrusos no deseados
olores de montes cálidos
turbias espumas del sur. 

Masculla voces siempre repetidas
se las traga
             las digiere
                    las vomita
                            las escupe 
poniendo a dios por testigo 
y a la patria por bandera 
           ―quién se atreve a pisarlas.

Dónde vas, alfonso doce
dónde vas, triste de ti.

Vengo del árbol quemado
del ayer piedra y cincel
esculpido monolito que alarga el índice al cielo 
revienta caprichosos recelos y
vende jingoísmo barato al precariado
con reclamos de involución.


Araño las horas

La noche
siempre     a  -  pla  -  za  -  da
llama a mi puerta
sin remedio.

Las horas errantes de este atardecer
castigado por el viento
cortejan mi sofá rinconero
con el maquillaje escurrido
mostrando sus desconchadas verdades.

Estoy solo y soporto mal el olor
de mis cicatrices
viejas heridas nunca sanadas suficientemente.

Estoy solo y necesito abrir resquicios
para dejar escapar mis obsesiones
cinceladas frente al espejo con romas indulgencias.

Estoy solo encadenando miedos
a las sombras enloquecidas
adueñadas de la noche.

Estoy solo y
         prefiero seguir solo
en mi sofá
arañando las horas
con los ojos cerrados.