viernes, 12 de julio de 2013

EN EL ESTANQUE DE LOS NENÚFARES SILENTES


Para Ana (la Luna) e Iván (Febo),
en el día de su inmersión en un baño de amor.


Con voz de leche habla la Luna,
zafiro hecho diosa en la túnica celeste.
Voz selénica que espanta
la sombra de los muros y los cobres,
toma el corazón y desata el nudo del impulso imposible.
Surca el éter y se hace línea. Vuela, envuelta en céfiros velos,
hacia el estanque de los nenúfares silentes,
damero de agua en la noche quieta,
donde Febo, titán amigo, cómplice
de hechizos y delirios, habita entre juncos plateados.

Después, la línea es vértigo, y luego pájaro.
Cuando el jilguero atraviese la verde bruma
y se pose, tenue gesto, en la blanca vela desplegada,
cantará los bellos versos de su dueña
dispuestos en estuche de cuarzos y leyendas.

Será el momento:
Febo, sin prejuicios, acudirá al encuentro,
se desprenderá de musgos y falsos cielos y,
voluptuoso y feliz, se unirá con su ama, su amiga,
en un baño de pasión y sabiduría.
Sólo los nenúfares serán testigos mudos
de este amor lejano y conocido.



Leído en el Palacio de Aldovea (San Fernando de Henares) el 12 de julio de 2013

1 comentario: