El
único objetivo de Sir Humphrey Appleby, el Secretario Permanente en la famosa
serie “Sí, Ministro”, era evitar que los ministros que iban sucediéndose se
entrometieran demasiado en la labor de gobernar, oponiéndose a cualquier
iniciativa política. Para ello aplicaba, según iba pasando la legislatura, una
serie de tácticas dilatorias que son todo un compendio de qué hacer para no
hacer nada: dudar de la vía adecuada para poner en marcha los proyectos, crear
comisiones de consulta, exigir farragosos informes técnicos, sugerir concursos
de ideas, no emprender algo que menoscabe la autonomía del gobierno siguiente…
Una estrategia denominada ‘Inercia Creativa’ que pone contra las cuerdas al ingenuo
James Hacker, venido al cargo de Ministro con un paquete de buenas intenciones.
En el Ayuntamiento de nuestra ciudad está pasando algo parecido, pero al revés:
aquí son los responsables políticos quienes se han puesto en la piel del
burócrata funcionario y emplean sus mismas tácticas para pasar el calvario de
esta legislatura, para hacer como que se hace haciendo lo menos posible, bien
porque se han quedado sin recursos, bien porque no quieren comprometerse con
decisiones que puedan ser contestadas, bien porque no saben qué hacer, porque
no tienen criterios definidos.
Tenemos ejemplos para todos los gustos, y aquí van algunos de ellos:
Parque de San José: iniciativa política de primer orden en los sucesivos
programas de gobierno. Ha pasado otra legislatura y todo sigue igual. Lo único
que se tiene es el nombre, Parque de los Niños, y la forma utilizada para
capear la situación es el manoseado concurso de ideas para que los niños del
barrio digan la suya… a seis meses de las elecciones.
La fábrica Dávalos se convertirá en centro de ocio para jóvenes, decía su
propuesta electoral. El socorrido concurso de ideas entre los jóvenes fue
igualmente la estrategia utilizada por la señora concejala para no emprender
acción alguna. Eso sí: la iniciativa del concurso se presentó con la
correspondiente publicidad y folleto explicativo, pero sin apuntar ni la más
mínima idea ni explicitar ningún criterio. No se ha sabido nada de las
sugerencias aportadas y mucho nos tememos que, con las nuevas propuestas del
sector comercial, todo quede en el olvido.
Y de La Pérgola, ¿se dice algo? Ante la proposición de una de las asociaciones
de comerciantes la respuesta es simple: ni sí, ni no. Se anuncia otro concurso
de ideas para pasar página. No es momento para posicionarse, menos aún para
comprometerse.
Esta es la forma de afrontar los problemas el PP de Castellón. De las
cuestiones sobre las que debe pronunciarse, ni pío; de las que dependen del
gobierno central, machaque permanente, aunque se esté avanzando en esta
legislatura, a pesar de los pesares, más que en otras pasadas bajo la égida de
Aznar. No en balde sus dirigentes ya han anunciado cuál será el núcleo de su
programa, basado en un discurso emocional, huérfano de toda racionalidad,
populista y demagógico: la eterna y falsaria reivindicación del ‘agua para
todos’, el AVE, la autovía de Aragón a la costa, la liberalización de la
autopista o los accesos al puerto por el sur. Más de lo mismo, y de iniciativa
propia, el limbo.
Los socialistas tenemos un proyecto para la ciudad, y nos hemos pronunciado en
repetidas ocasiones sobre los temas que preocupan a la ciudadanía. No se trata
de poseer un discurso cerrado, sino de ofrecer alternativas serias para que
sean valoradas. Gobernar es tomar decisiones, ‘mojarse’ y tratar de convencer a
los demás con argumentos. Así se construye la auténtica participación, sin
imposiciones, pero con liderazgo.
No hay que ir muy lejos para conocer nuestra posición sobre estos tres ejemplos
citados: sólo hay que consultar el programa elaborado para la legislatura
actual, que está al alcance de todos. Mil propuestas y un modelo de ciudad que
se está actualizando para adecuarse a los nuevos retos. Y si, como en el caso
de la fábrica Dávalos, surge un planteamiento más ambicioso y más acorde con las
necesidades actuales de la ciudad, hay que estar en disposición, sin ambages,
de reconsiderar las propuestas iniciales y buscar el acuerdo.
Pero el que está desnudo de ideas es incapaz de construir consensos.
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