jueves, 11 de febrero de 2021

Perdido

 Bailo el instante de la indulgencia colectiva

la música agitada con lenguas de perfil

acordes volando la incredulidad perdonada.

 

Mis guardianes duermen

cuando la acústica de la noche

espanta la mentira repetida

cuando el ojo trabaja y el suspiro

busca el cobijo de la tristeza rampante

ya agotada.

 

Y yo, harto de presencia, me atasco

en el muro de mis zapatos

mientras lavo con hidrogel

el lenguaje de los vampiros.

 

Sigue la danza espectáculo

con el ruido de huesos bamboleantes

bajo el cielo mudable de primeros tiempos

recuerdo de aquel verano fugaz

estremecido por alas enredadas.

 

No queda nadie, no quedo yo

las palabras se dejan suprimir

y la nostalgia de lo eterno

señala el fango con la punta del dedo divino.

 

Necesito encontrarme.

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