viernes, 11 de mayo de 2018

Mientras espero

El cielo de la tarde se cuela inocente
entre la vida recobrada
jóvenes geometrías sintónicas
en la sutil cuna del paisaje sin contrapartidas.

Un poco más allá
las voces sin voz
melodías sincopadas de autores anónimos
escapándose del origen pegajoso
el mismo de allí donde ayer y antes.

Un poco más acá
el todo de la nada
las respiraciones tibias de la ciudad compartida:
            la pelota de plástico que viene y va
            los diminutos auriculares de la joven ausente
            la gorra sin remedio del bebedor de cerveza
            la sucia paloma que husmea indecisa
            la correa que arrastra a un pequinés con flequillo
            el trapo de la mujer acariciando la mesa del bar.

Y un poco más cerca, aquí mismo
el que quiere escribir unos versos
sin apenas entusiasmo
sobre este día alargado
que se va yendo despacio.


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