domingo, 16 de febrero de 2014

ORACIÓN PARA IRSE A DORMIR




Me miras.
Sé que me observas
desde el otro lado del neurótico escalofrío
más allá del ácido vaho que empaña la conciencia,
distante e íntimo, diletante y difuso,
obstinado y tenaz desde tu púlpito enervante.

Pastor alado, lázaro sagrado,
cuida que mi sombra no adelante al paso.
Demonio de la guarda, indulgencia impía
no me dejes solo ni de noche ni de día.

Si tullido estoy, tumefacto, sangriento,  
reventado el corazón por los zarpazos del viento,
sin ti, ángel mío, las heridas se infectan con mi aliento.

Si la hoz de mi destino saja el costado mísero
y la carne, sin techo ni mortaja, deja ver las úlceras llagadas,
sin ti, rabadán mentor , el hedor  del grito traspasa el muro.

Si mi negra voz se desgarra en la alambrada,
y la esperanza rota se ahoga en un mar de cieno,
sin ti, timonel seráfico,  el aullido se hace puño.

Si la extraviada oscuridad me ciega
y a tientas los pasos alcanzan el fondo de mi celda,
sin ti, prudente guía, se desboca el silencio de mi nombre más temido.

Si la desazón, la soledad o el miedo hunden sus colmillos en mi vieja piel,
si el insaciable discurrir se torna viscoso y lento , si no hay vigilia ni sueño,
sin ti, grande y profético hermano, se desboca mi monstruo dormido.


Por eso te pido, demonio de la guarda, indulgente boche,
no me dejes solo ni de día ni de noche.

No hay comentarios:

Publicar un comentario