miércoles, 25 de febrero de 2009

CURSO ACELERADO DE SEMÁNTICA POLÍTICA (2)

Seguimos con nuestro particular curso, ofreciendo en esta entrega estos nuevos vocablos:

Mojarse”. Se trata de una actitud poco habitual de los políticos, que prefieren nadar entre dos aguas, no comprometerse o salir por los cerros de Úbeda ante cualquier cuestión conflictiva. En cualquier declaración ante los medios, suele ser requerido para obtener un titular, con la resistencia del entrevistado. No obstante, al final y si mucho se insiste, puede utilizarse como un recurso para quedar airoso, diciendo aquello de: “si hay que mojarse, me mojo”. Entonces el político “se moja” proclamando, si puede, lo mismo que ya había dicho, pero más enfáticamente y con otras palabras.
Un ejemplo reciente de tal comportamiento fueron unas declaraciones de Rajoy que sirvieron de titular de prensa: ”Rajoy no se moja sobre posibles dimisiones en el PP: "Depende de quién y por qué se les acuse"

No hay que confundir este reflexivo con el infinitivo “mojar”, cuyo significado tiene que ver con la recepción bajo mano de porcentajes, regalos, vestuario o cualquier beneficio ilícito asociado a la corrupción de las prácticas políticas.

Obsceno”. Calificativo de amplio espectro, que demuestra las dos varas de medir de quien más lo utiliza cuando se refiere a acciones de los oponentes políticos. Era obsceno – así lo repitió la Secretaria General del PP - que el ministro no dimitiera por participar en una montería de jueces y fiscales, pero no lo es permitir que en su partido abunden las cacerías, tanto de los adversarios a base de redes de espías, como las derivadas de la corrupción, parando el cazo. En todo caso el calificativo debe dejarse al juicio de terceros para responder a la pregunta: ¿Es obsceno que Fabra siga siendo el presidente de la Diputación?

Poner la mano en el fuego”. Para no quemarse, se entiende. Es un gesto de confianza extrema en el compañero/a de filas, acosado por fundadas sospechas de actividades poco lícitas o por imputaciones judiciales en toda regla. Fabra pone la mano en el fuego por Camps; Rajoy no la pone por Esperanza, ni por nadie a estas alturas. Se trata, en definitiva, de una frase retórica de muy poco valor, y que iguala al que pone la mano con el ungido.

Próxima entrega:
“La que está cayendo”
“Paripé”
“Pirula”

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