jueves, 23 de octubre de 2008

EpC: ¿PERVERSIDAD O CRETINISMO?

Que el Partido Popular sea tan radicalmente beligerante contra la asignatura Eucación para la Ciudadanía por planteamientos ideológicos es sólo una verdad a medias; más bien puede pensarse que su estrategia responde prioritariamente a elementales razones electorales.

Aunque ahonda sus raíces ideológicas en principios que sostiene la democracia cristiana, y aunque en sus filas haya dirigentes de origen y praxis del nacional-catolicismo, presume su ideario político de estar sustentado en una ética laica, que entronca con las viejas ideas ilustradas (ése era su canto al centrismo). Ideas, principios y valores en los que se fundamentan los objetivos y contenidos curriculares de esta asignatura. Nadie en el PP se ha postulado contrario a los preceptos constitucionales y a los derechos humanos.

Por el contrario, la Iglesia Católica, que siempre ha pretendido universalizar su particular moral religiosa, creyéndose que todo el monte es orégano, que necesita del Estado para que le suministre y disponga los bancos de peces en los que cargar sus redes de adeptos, su enfrentamiento contra la asignatura sí es, precisamente, de tipo ideológico. No puede admitir que el sistema educativo incluya una asignatura que choca frontalmente con su ideario ético, el cual es sistemáticamente inculcado en sus centros apoyándose en el cínico argumento de la libertad de enseñanza. Su objetivo, en esta confrontación, es que su estatus de privilegio no quede mermado, más ahora que ve cómo en nuestra sociedad proliferan multitud de grupos religiosos protestantes, ortodoxos y musulmanes.

Pero el PP, en esta frenética actividad de pesca, sabe que su vivero de votos se concentra alrededor de los centros educativos religiosos. Y por ello no duda en alinearse con la Iglesia Católica para, en comunidad de intereses, sacar provecho partidista.

Aquí radica la maldad del planteamiento, al utilizar la educación de nuestros jóvenes como arma electoral. Y con retorcimiento, pues para ello se atreve a sostener que esta asignatura la ha implantado el gobierno para formar futuros socialistas (¡Qué fácil le sería a un partido político ganar elecciones!).

En nuestra Comunidad esta maldad se reviste de algo peor, que raya en el cretinismo político, cuando se intenta maquillar con la cuestión del inglés y del trilingüismo. No sé si fue mister Frank Countries, our President (así se le va conociendo en los círculos docentes) o mister Fountain of Blackberry, como jocosamente y sin ninguna vergüenza se autodenomina el susodicho, el ocurrente de semejante desatino, pero los dos, desde ese primer alumbramiento del esperpento, están rivalizando día a día para ver quién llega más alto en su particular ranking de necedades, con sus manifestaciones, sus amenazas y sus resoluciones.

Al final, no sabremos si todo esto es producto de la perversidad o del cretinismo; pero yo, puestos a elegir, prefiero ser gobernado por un malvado inteligente que por un buenazo simplón. Claro que la combinación de los dos es peligrosísima.

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