Derramas tu perfil en la oquedad lejana
donde elevas cada tarde plegarias sin
retorno,
palabras puente para enmarcar sabores
de tradición aletargada, liturgias
placebo
de cucarachas enlutadas y desnudos
maniquíes.
Si supieras que hace mucho abjuré
de melodías dolientes y ya plegaron sus
alas
los ángeles del espejo horizontal.
Si por un instante emprendieras el
camino de vuelta
siguiendo la torcida senda de la duda y
el también.
Si supieras, en fin, que aún espero,
paciente, la carne humo que brota
en el rincón fetiche de las flores de
cristal,
la risa infiel que agita las palmeras,
la voz distante que vuela con el viento…
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