Arañazos
de consuelo gravitan circulares
con
cada danza del vientre amurallado
desnudos
los pechos
acartonadas
las espaldas
cayendo
en la rectificación tardía
del
orgasmo impaciente.
Desarmonía
en sazón
se
pierde y busca sentimientos antiguos.
Es el desgarro
repetido, sucio
y concluyente
en casa
ajena, desahuciados de la propia
sin más
razón que la sinrazón
atávica
animal
periférica
del macho
ninguneado
entre
machos sin nombre
bestia
de tres patas escondida en el fango cerebral
aúlla
su debilidad con la boca llena
de
espasmos tribales
Es la
constatación
de la debilidad ridícula ante
el
racimo de uvas rojas ofrecido
grano a grano
sorbo a sorbo
en
bocas de dentellada
y
lenguas de alquitrán.
El sexo
se hizo carne
y habita entre nosotros.
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