En
esta nueva edición son tres los términos que atraen nuestra atención, recién
cosechados de la vorágine que nos inunda.
“Colocar”. Debería preguntarse al
aún no dimitido presidente de la Diputación lo que verdaderamente significa
para él este vocablo, ya que ha tenido la desfachatez de alardear de haber
colocado a ni-se-sabe la gente. Coloca – dice – a escolares en centros
concertados ordenando a Baila que prevarique. Coloca a auxiliares, secretarias,
peones, chóferes, recepcionistas, acompañantes, ordenanzas, enfermeros,
sanitarios, conserjes, agentes, administrativos, subalternos, ayudantes,
personal de toda índole, con la única condición de amarrar el voto, de él, de
ella, del novio, de sus padres y de sus abuelos. Amañar oposiciones, ordenar el
nombramiento de cargos directivos de la administración, enchufar a asesores...
es todo un compendio de actividades en que se desglosa, sin ningún pudor, este vocablo.
Todas ellas tienen en común estas tres características: se realizan con un
desprecio absoluto de la legalidad; se utilizan con la única pretensión de
perpetuarse en el poder, y se ejecutan bajo la dirección de una sola persona,
la cual controla la red de colocación.
“La que está cayendo”. ¿Dónde? Per
tot arreu. Parece que no se salva nada ni nadie, y eso que vivimos en un mundo
feliz. Aunque no sabemos muy bien por qué, ni cómo, pero la que está cayendo, y
cada cual se lo aplica a su particular historia.
La que está cayendo con la crisis económica, con el aumento del paro y con el
endeudamiento de las familias. La que está cayendo en la educación, con el
chino como optativa y Font de Mora sin cesar. La que está cayendo en Castellón,
con el urbanismo por los aires. La que está cayendo en el PP, cuya red de
espías ha llegado a Castellón, y con un plantel de señalados que aumenta día a
día.
“Paripé”. Es sinónimo, en la
acepción que nos interesa, de lo que se conoce por “hacer un traje a medida”.
Forma parte de esas prácticas administrativas, que algunos califican de
'ingeniería' y otros de simple chapuza, cuyo objetivo es adjudicar contratos a
amigos vulnerando las normas, pero de tal manera que el proceso se revista de
la suficiente apariencia legal para que pase desapercibido.
Un ejemplo reciente de 'paripé' es el que parece que montó la empresa pública
de la Generalitat, Vaersa, para adjudicar, mediante un procedimiento negociado
y sin publicidad, una campaña de publicidad de más de 138.000 euros a Orange
Market, empresa que se encuentra en el cogollo de la trama de corrupción
investigada por la Audiencia Nacional. Se ha descubierto que las empresas
invitadas al paripé de concurso tenían el mismo administrador, es decir, eran
la misma.
Suspendemos momentáneamente este curso porque la actualidad nos obliga a
centrarnos en otros temas. Mientras, estaremos atentos para ir recogiendo lo
que se vaya depositando al ritmo de las mareas.
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