En
el letrero se lee: ‘Barbería Trespelos’- Éste es el apodo del dueño, bautizado
así porque en la azotea de su porte luce una brillante calva patrimonio
familiar. Él dice a menudo que no tiene un pelo de tonto, a lo que el cliente
de turno, amigo por más señas, añade que ni de listo.
Y siguen hablando del
gobierno, de fútbol…
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