Ha sido
el suspiro de la sombra
en la habitación
en llamas
navegando en mares de coral sin puerto definido
la
contradicción rebuscada
y el
argumento con atajos insufribles
cada
uno desde su ángulo imperfecto
él
creyéndose hijo de la sal y la quimera
ella el
acorde en La menor resonando
en la
cavidad ociosa.
Sin preguntas
sin respuestas
sin
palabras importantes
solo la
simple fatiga
el
plomo repujado
la
carnaza caída
el
cuerpo
la
cabeza
los
ojos glaciares
el sexo
gritado en consonantes
sin
tiempo conocido
sensaciones
de tardanza
y
límites de mundos ahogados.
Luego,
sumergidos en la misma resonancia arrodillada
la intención
se ha arrastrado y
como
cada noche
han comenzado a arder
los calcetines.
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