las palabras palpan los sonidos
y los embellecen con sueños de viento y
azúcar
murmullos en los roces suspiros en las grietas
apenas concitan artríticas voces
en el insomnio provocado
soledad nocturna de oscuro abandono
cuando el cuerpo yace desnudo de
momentos
desmenuzada la realidad por la ilusión
de una máscara
después
cuando vuelve el silencio
las polillas continúan su inexorable
rutina
en el interior del armario
−no me veo en su espejo−
donde guardo mis preciados trajes
son ellas
las polillas
las que hablan sin pudor
de la fragilidad de la vida
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