si de observar el paso del tren de las
doce se tratara
apoyado en el petril del puente viejo
tránsito fugaz de la nada a la nada
−contingentes orgánicos
cajas de dominó
paréntesis solapados−
por el camino invariable reconocido
y aprehender el universo caótico de
múltiples ecos
yo mismo en este instante
me prepararía para el salto:
nada hay fuera de mi piel coraza
pero si como ves el tren avanza apenas
tiempo extendido masa de plastilina
pegajosa
voy a intentar ser viajero
dejando intacto mi cuerpo alienado
yo mismo tren proyectado
hacia un destino inexorablemente
incierto
porque
platónico
recuerdo aquella lección de bachillerato:
mejor hacerse sombra de ficha de dominó
(dos agujeros duplicados sobre
el blanco marfil)
envoltura de desechos
punto suspensivo entre paréntesis de
acero
me revientan los clásicos
así que doy media vuelta y me voya calcular las inversiones hexacordales que pueden combinarse
o a dar de comer a las urracas
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