vuelve la frialdad del tranvía desconectado
reclutando lagartos de pelajes ocultos
camino del santuario
había
un niño escuchando a Mozart
un viejo leyendo a Brecht
no sé qué fue de ellos
una casa desolada por el silencio
intransigente
cuando albergaba druidas y otros
minerales de similar especie
el niño soñaba con Brecht
al viejo le despertaba Mozart
pero no es lo mismo porque no hay
círculos esquivos
ni se espera la estatua de sal
que confunda al cielo y trastee el suelo
quiero entender que se bajarán en la
próxima parada
que aparecerán por el recodo del miedo
y seguirán escuchando a Brecht y leyendo
a Mozart
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