sábado, 2 de abril de 2016

el viejo y el niño

vuelve la frialdad del tranvía desconectado
reclutando lagartos de pelajes ocultos
camino del santuario

había

un niño escuchando a Mozart
un viejo leyendo a Brecht
no sé qué fue de ellos

una casa desolada por el silencio intransigente
cuando albergaba druidas y otros
minerales de similar especie
el niño soñaba con Brecht
al viejo le despertaba Mozart

pero no es lo mismo porque no hay círculos esquivos
ni se espera la estatua de sal
que confunda al cielo y trastee el suelo

quiero entender que se bajarán en la próxima parada
que aparecerán por el recodo del miedo

y seguirán escuchando a Brecht y leyendo a Mozart


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