lunes, 14 de julio de 2008

UN HOMBRE DE ÉXITO


Un hombre de éxito, un ganador. Así se define en las sociedades avanzadas, competitivas, a personas como nuestro Presidente de la Diputación. Y no quisiera, con esta afirmación tan rotunda, aparecer como uno más de los panegiristas locales que de cuando en cuando soflaman nuestros espíritus. Simplemente, es la constatación objetiva de la tozuda realidad, aunque les duela a los que siempre le buscan las entretelas. Y por ello, a los hechos nos tenemos que remitir.

Tiene, porque así lo ha demostrado, las características propias de los triunfadores. Lo primero, suerte; los que se ven desfavorecidos por el azar, los que no están tocados por la gracia, los desgraciados, no pueden dar un paso en la vida: con su sombra tropiezan. Pero la suerte, aunque caiga del cielo, hay que buscarla. Y don Carlos Fabra ha demostrado que sabe buscarla y la encuentra: en la lotería y en los juegos de azar.

Lo segundo, una gran capacidad de generar recursos propios, de prosperar rápidamente en los negocios, de alimentar con celo su patrimonio y el de los suyos de forma envidiable. Y, además, sin tener que pagar onerosas contribuciones.

Lo tercero, su gran feeling. Es capaz de generar en torno suyo unas estrechísimas relaciones afectivas y de compromiso. No dejar a nadie de lado, distribuir de forma equitativa su acción benefactora, para así asegurarse el favor recíproco. Todo ello unido a una cuidada empatía que le permite disfrutar de numerosas amistades con personas de ambos sexos.

Ha demostrado, también, que tiene una especie de poderes ocultos, al estilo de los antiguos gurús, como si pudiera disponer a su voluntad de las fuerzas de la naturaleza. No ha sido vano ese llamamiento sostenido para alejar de nuestros campos la pertinaz sequía. De los nuestros y de los demás, que la petición no era egoísta. Y tanto ha llovido, que ha habido momentos que pedía yo por lo bajo que depusiera de su llamado, no fuera que tuviéramos que verle en la insospechada imagen saliendo del palacio presidencial con las perneras levantadas enseñando las pantorrillas.

Pero no, ha sabido actuar equilibradamente, y ahora podemos disfrutar de un hermoso verano. Esta mesura, este calculado equilibrio, también lo ha sabido practicar en el difícil arte de la política, más ahora en estos tiempos procelosos en los que se está debatiendo su partido. Ha apoyado a Mariano, pero ha tentado con Ricardo. Sin dejar de lado a Esperanza, que para eso trapichea con la familia. Al final, como suele suceder, ha salido airoso del trance. Hasta el punto que no le ha faltado ocasión al flamante presidente de tildarle con el honroso título de político y ciudadano “ejemplar”. Porque, efectivamente, hay que seguir su ejemplo.

Repito, un hombre de éxito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario