Negación de
sol en ese falso resplandor emplumado
reviento
incubando besos de aire.
Me empujas
a la fatiga nerviosa
y no sé qué
ha hecho -desconcierto carnal-
el dueño de
todos
un instante
antes del turbio restañar.
No saben
qué hizo. Tantos.
Yo, tampoco.
No empolló
ningún huevo
ni tapó el
orificio fecal
con sus
manos bienhechoras.
No guardó
entre algodones
ningún
pétalo solitario
ni dictó la
última palabra
vieja
letanía salvavidas redentorista.
No…, pero
me arrastra
con su hambre de cielos
y solo
encuentro insípidos coágulos
sin poder
dar un paso más allá
de la
orilla de los inútiles.
Mis pies,
ya ruinosos, se han hartado
de cargar
con clavos y maderos.
Sin sol,
sin noche
mente abolida.
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