Al día
siguiente del incendio del pasado día 23 de julio – un día horrible con 39
grados, seco y ponentoso – que afectó a 12 urbanizaciones y dejó arrasadas más
de 300 hectáreas de masa forestal, un programa radiofónico local de información
ofrecía en directo opiniones de algunos ciudadanos afectados y de responsables
políticos sobre lo sucedido.
Todos muy consternados, cada cual ofrecía su particular visión, pero
coincidiendo todos en un punto: el riesgo constante de incendio que padecemos,
la facilidad con que se pueden provocar y el gran daño que producen, económico
y ambiental, cuando no en las propias personas. Parece que, llegado el estío,
penda sobre nosotros la espada de Damocles, esperando que ningún loco
incendiario, ninguna imprudente colilla tirada desde un coche, ninguna tormenta
estival o ningún culo de botella estratégicamente colocado, prendan la chispa
que inicie la catástrofe.
Se habló de los muchos medios empleados, aunque siempre insuficientes; de la
entrega de los profesionales; de los problemas de coordinación, y de lo que va
a costar reforestar lo quemado. Entre todas las opiniones, dos nos llamaron la
atención. Una fue la del alcalde de Borriol, que repetía la necesidad de
reunirse para decidir qué hacer, porque el riesgo hacia las personas y
propiedades fue realmente grande. Hay que darse cuenta que estamos en una zona
de alto valor forestal que cuenta con numerosas urbanizaciones dispersas.
La otra fue la de un ciudadano que, al escuchar sus palabras, le propuso la
tarea inmediata: limpiar los pinares que se encuentran lindando con
urbanizaciones. El ejemplo, por todos los de la zona conocido es el pinar que
se encuentra bajo la urbanización de Masía Gaetà, hacia el este, al lado de la
carretera de Alcora. Pertenece al término de Borriol y jamás se ha limpiado, la
maleza reseca alcanza más de un metro de altura y los pinos están llenos de
ramas secas. Es una bomba de relojería que amenaza una de las urbanizaciones
más pobladas.
No estaría mal que la Generalitat impulsara un programa de empleo para la
limpieza de nuestros montes, en vez de hablar tanto del paro de Zapatero. No se
espere ni un euro ni del Ayuntamiento ni del Consell, pues los agricultores y
ganaderos del Alcalantén afectados por el terrible incendio de 2007 aún están por
recibir los 700.000 euros prometidos y presupuestados.
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