sábado, 15 de agosto de 2009

DESPUÉS DE LA QUEMA

Al día siguiente del incendio del pasado día 23 de julio – un día horrible con 39 grados, seco y ponentoso – que afectó a 12 urbanizaciones y dejó arrasadas más de 300 hectáreas de masa forestal, un programa radiofónico local de información ofrecía en directo opiniones de algunos ciudadanos afectados y de responsables políticos sobre lo sucedido.

Todos muy consternados, cada cual ofrecía su particular visión, pero coincidiendo todos en un punto: el riesgo constante de incendio que padecemos, la facilidad con que se pueden provocar y el gran daño que producen, económico y ambiental, cuando no en las propias personas. Parece que, llegado el estío, penda sobre nosotros la espada de Damocles, esperando que ningún loco incendiario, ninguna imprudente colilla tirada desde un coche, ninguna tormenta estival o ningún culo de botella estratégicamente colocado, prendan la chispa que inicie la catástrofe.

Se habló de los muchos medios empleados, aunque siempre insuficientes; de la entrega de los profesionales; de los problemas de coordinación, y de lo que va a costar reforestar lo quemado. Entre todas las opiniones, dos nos llamaron la atención. Una fue la del alcalde de Borriol, que repetía la necesidad de reunirse para decidir qué hacer, porque el riesgo hacia las personas y propiedades fue realmente grande. Hay que darse cuenta que estamos en una zona de alto valor forestal que cuenta con numerosas urbanizaciones dispersas.

La otra fue la de un ciudadano que, al escuchar sus palabras, le propuso la tarea inmediata: limpiar los pinares que se encuentran lindando con urbanizaciones. El ejemplo, por todos los de la zona conocido es el pinar que se encuentra bajo la urbanización de Masía Gaetà, hacia el este, al lado de la carretera de Alcora. Pertenece al término de Borriol y jamás se ha limpiado, la maleza reseca alcanza más de un metro de altura y los pinos están llenos de ramas secas. Es una bomba de relojería que amenaza una de las urbanizaciones más pobladas.

No estaría mal que la Generalitat impulsara un programa de empleo para la limpieza de nuestros montes, en vez de hablar tanto del paro de Zapatero. No se espere ni un euro ni del Ayuntamiento ni del Consell, pues los agricultores y ganaderos del Alcalantén afectados por el terrible incendio de 2007 aún están por recibir los 700.000 euros prometidos y presupuestados.

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