La mañana se viste con tacón alto
cruza el portal de las horas
imprevistas
vende sonrisa de cristal ahumado
y se recrea solaz en los párpados de
papel
atisbo del dormido maniquí
envuelto en su mortaja de diario.
Aún deambula en sueños sin dígitos ni
aristas
entre los sabidos límites de su
soledad arrugada.
Agitación
mínima.
Ya los abre ojos de azul glasé
ya se incorpora arlequín de exquisito trazo
ya frente al espejo punto y coma entre paréntesis
ya quiere ser indulgencia plenaria
código
de barras mirando fijamente a las cabras
----- va
----- va -----
va -----
La tarde se asoma cauta
arrastrando pantuflas que retrasan el
letargo
silencio masticado
no quiere compañía
no quiere adioses ni besamanos
solo la rutina del frigorífico
y el aséptico esparadrapo
de un día vaciado.
Le espera la almohada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario