Será:
futuro imperfecto del verbo ser. Ni presente, ni pasado: futuro; y, además,
imperfecto, con lo que tiene de incierto e inacabado.
Será…, del verbo ser. Un término que alude a la esencia de las cosas y al
devenir de los acontecimientos, pero tan difuso él que hasta lo usamos como
auxiliar de otros, para llenarlo de contenido.
Este ‘será’ es el que ha dado el sentido justo a las últimas declaraciones de
Rajoy a propósito de la baja (temporal) del PP de Jaume Matas, exministro de
Aznar, expresidente del gobierno balear y ‘ambaixador’ de la Comunidad
Valenciana; posiblemente mañana inquilino de algún centro penitenciario. Ha
dicho Rajoy: “El Partido Popular será implacable en la lucha contra la
corrupción”.
Hay que fijarse bien y entenderlo en todo su sentido: será, en futuro. No es ni
ha sido, sino será, y no sabemos cuándo ni cómo, por lo imperfecto. Y es
cierto, porque hasta ahora ha sido y es muy condescendiente y complaciente;
incluso, vergonzosamente cómplice, y lo de implacable suena a cachondeo. Ha
eludido responsabilidades compartidas, con silencios clamorosos; ha tratado de
desviar la atención; ha ensalzado públicamente a personas de todos conocidas
incursas en graves procesos judiciales, y, llegado el caso, ha movido los hilos
necesarios para manejarlos a su conveniencia partidista.
Será implacable. ¡Vaya sarcasmo!
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