Decía
Bertolt Brecht que robar un banco es delito, pero más lo es fundarlo.
Aunque nos queda muy lejano este viejo aserto anticapitalista del dramaturgo y
poeta alemán, nuevamente nos hace reflexionar al ver cómo algunos bancos y sus
dirigentes, los banqueros, que mueven los hilos de nuestra sociedad sin mayor
ni mejor regla que la de sus propios intereses, toman determinadas decisiones.
Para bien y para mal, no hay humano que no dependa del globalizado entramado
financiero. Está en el origen de los problemas de la economía mundial y, a la
vez, forman parte ineludible de su solución. Pero, mientras tanto, son los
ciudadanos de a pié, los más humildes y desfavorecidos, quienes pagan con mayor
contundencia, a veces dramáticamente, las consecuencias de la recesión.
Y en estos momentos de crisis, cuando mayor ha de ser el esfuerzo solidario por
parte de todos, más de los que más tienen, resulta escandalosa la decisión, por
pura conveniencia de sus directivos, de la jubilación anticipada de
Goirigolzarri como consejero delegado del BBVA con una pensión de más de tres
millones de euros anuales. Si la cifra de lo que va a cobrar da escalofríos,
aún sorprende más cuando sabemos que está calculada por lo que percibió en
2008, más de 4,6 millones de euros.
Sin embargo, a algunos – hemos visto las declaraciones de Rajoy y otros
políticos de la derecha - no parece hacerles mella. Es más, justifican tamaña
falta de escrúpulos aduciendo que es la recompensa a los méritos contraídos por
este hombre de tanta valía.
Nos preguntamos cómo dejan jubilarse a los 55 años a este hombre de tanta valía
cuando podría poner todo su saber a disposición de la entidad unos años más y
ayudarnos a salir del bache.
¿Quién dijo crisis? La crisis es para los desempleados, para los autónomos y
para el gobierno, que ha de capearla. Los demás, sin ningún escrúpulo, incluso
se benefician de ella, sobre todo el PP, que juega a que la crisis económica
sea la tumba política de Zapatero.
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