domingo, 19 de noviembre de 2017

No quiero verlos

Se propaga la sombra en el vacío
colectivo a la velocidad de la luz.

Noche con gritos de tantos sordos unidos
por el compartido cordón umbilical alimenticio,
conectados por los mismos pensamientos
azucarados, náufragos en el mismo mar de plomo.

Me acarician con excesiva frecuencia las manos
entrelazadas que apelan a un cielo desmelenado
esperando la complacida respuesta
mientras llega la pregunta desprevenida
del gigante enano con credenciales oficiales
para escupir el humo pegajoso que nunca
asciende lo suficiente.

No estoy arriba, ni tan siquiera aquí
y los veos, agazapados, impacientes
sin proyectos, con aspiraciones
removiendo la sombra húmeda extendida
a mis pies.
Mis pies.
No quiero verlos.

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