sábado, 11 de marzo de 2017

Un viernes...

En el paladar, el viscoso sabor
de un viernes atrapado
entre el raquítico doblar de campanas
y el trepar de un insecto por la arista
de un espejo ennegrecido.

Sin tregua, sin piedad, el eco
anuncia la cuchillada cobarde
tantas veces prevista, inexorable,
y la mujer se retuerce y calla.

Es viernes, cuando a nadie preocupa
el vuelo de la vergüenza,
la evocación de la pena,
el vértigo de la estadística.
Mañana será otro día.

En el hocico, el agrio olor
de un sábado…


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